El senador demócrata Cory Booker, representante de Nueva Jersey, capturó la atención del país el lunes por la noche al iniciar un enérgico discurso que se extendió por más de 16 horas, en el que subrayó los peligros inminentes que el gobierno de Donald Trump representa para la democracia estadounidense y sus ciudadanos. Desde las 19 horas del lunes hasta las 11 de la mañana del martes, Booker se mantuvo firme en su postura, utilizando este tiempo para expresar las preocupaciones que le han transmitido muchas personas de su circunscripción, tanto demócratas como republicanos, sobre el dolor y la ansiedad provocados por las políticas de Trump.

“Hoy me levanto para alterar el funcionamiento del Senado tanto como físicamente pueda”, declaró Booker, quien enfatizó que considera que la nación está en una crisis profunda. Criticó duramente las acciones de Trump, afirmando que en solo 71 días, el presidente ha causado un daño significativo a la seguridad financiera y las bases fundamentales de la democracia, además de socavar la decencia de las instituciones más sagradas del país.

Booker argumentó que Estados Unidos está atravesando una época sin precedentes que requiere una respuesta activa de los legisladores, advirtiendo sobre las amenazas inmediatas a la democracia estadounidense: “No podemos permitir que este organismo continúe como si nada estuviera sucediendo. Las amenazas son graves y urgentes”, expresó.

Pese a que el discurso no se enmarca técnicamente en el filibusterismo, ya que no está destinado a obstaculizar la aprobación de una ley, sí busca atraer atención hacia recortes presupuestarios del gobierno, la posible eliminación del Departamento de Educación y la intención de Trump de eludir el sistema judicial.

Durante la extensa intervención, Booker se apoyó en citas de figuras políticas pasadas como John McCain y John Lewis, además de usar extractos de artículos de noticias para respaldar su argumento. Sus colegas demócratas, como el líder de la minoría Chuck Schumer, intervinieron para hacerle preguntas que le permitieron descansar brevemente sin abandonar la tribuna, mostrando unidad y apoyo en su esfuerzo.

En un momento dado, Booker enfatizó la importancia de la colaboración bipartidista, recordando su reciente cena con el senador republicano Ted Cruz, conocido por también haber realizado discursos maratonianos en el pasado. Sin embargo, pese a su esfuerzo titánico, Booker aún está lejos de romper el récord del discurso más largo en el Senado, que fue establecido en 1957 por el senador Strom Thurmond, quien habló durante 24 horas y 18 minutos para obstruir un proyecto de ley de derechos civiles.

Este impresionante acto de Booker ha dejado a muchos preguntándose, ¿podrá su intervención impactar en algún cambio real dentro del Senado? La lucha por la democracia y los derechos de los ciudadanos continúa, y los ojos de la nación están ahora puestos en Washington.