En un evento impresionante y provocador, la artista española Elena del Rivero, nacida en Valencia y residente en Nueva York, ha decidido incendiar 51 de sus obras más icónicas del siglo XX. Esta singular acción tuvo lugar el 5 de octubre en la pequeña aldea de San Pedro Fiz de Vilar, donde la artista ha querido no solo mostrar su obra, sino también reflexionar sobre el ciclo de la creación y la destrucción. La peculiaridad de esta celebración artística no solo atrajo a los escasos residentes del lugar, que suman apenas 11 habitantes, sino que también enganchó a decenas de amigos y familiares que llegaron para presenciar este inusual espectáculo.

Las obras, generadas durante su esplendor en los años 70 y 80, fueron cuidadosamente apiladas sobre el barro, en un espacio marcado por la lluvia que había caído unas horas antes. A pesar del mal tiempo, la comunidad se unió en una celebración que combinó arte, tradición y gastronomía, culminando la jornada con una misa, la matanza de un cerdo e incluso un concierto del compositor y artista sonoro Llorenç Barber, quien aportó su talento al evento.

Del Rivero describe el acto de la quema como un proceso liberador. "Quiero jugar con el azar y ver qué surge de todo esto", comentó, resaltando que del fuego nacerán nuevas obras. Este valiente acto se conecta con su historia: en el año 2001, tras el atentado del 11 de septiembre, su estudio fue cubierto de restos, y de ahí surgió su conocida obra 'El archivo del polvo'. La artista anhela ahora un renacimiento a través de las cenizas.

Entrevistada por los residentes, Elena explicó que los cuadros arderían, pero no se desvanecerían en el olvido. Algunos habitantes expresaron su asombro y tristeza ante la destrucción, sin embargo, todos aceptaron que era parte del deseo de la artista.

En medio de las llamas, Elena compartió su visión con los lugareños, quienes se involucraron en el evento creando sus propias instalaciones improvisadas agregando un toque comunitario al proceso. Aunque el fuego consumió sus obras, el legado artístico de Del Rivero continúa vivito, ya que ha recibido interés de dos museos por el proyecto "La quema".

La forma en que la comunidad se unió a esta celebración trae a la mente las tradiciones de las fallas valencianas, aunque Del Rivero dice que se inspira más en el diálogo con otras artistas como Susan Hiller, quien también usaba el fuego como método de renovación.

Así, con la promesa de nuevas creaciones a partir de la destrucción, y un espíritu de renovación que recorrerá sus futuras obras, La quema no fue solo un evento, sino un poderoso mensaje sobre la efímera naturaleza del arte y el ciclo vital de creación y aniquilación. La artista, con sus palabras y acciones, nos invita a repensar nuestras propias percepciones sobre el arte y su significado. Este acto no hizo más que comenzar.