Elon Musk ha decidido tomar cartas en el asunto económico de EE. UU. y, sorprendentemente, ha elegido no recurrir a economistas tradicionales. En su lugar, ha movilizado a figuras influyentes del sector tecnológico, como el empresario Vivek Ramaswamy, para formar un equipo destinado a llevar a cabo reformas radicales en el gasto gubernamental.

Con un ambicioso plan, Musk ha propuesto recortar el presupuesto del Gobierno federal en la exorbitante suma de 2 billones de dólares, un objetivo que algunos consideran utópico, ya que el presupuesto actual alcanza los 7 billones de dólares. Su iniciativa, denominada DOGE (Department of Government Efficiency), busca rediseñar la administración pública con un enfoque más empresarial.

Entre los fichajes estrella de Musk se encuentran nombres renombrados como Antonio Gracias, exejecutivo de Tesla; Steve Davis, presidente de The Boring Company; y Joe Lonsdale, cofundador de Palantir. Sin embargo, es curioso notar que ninguno de ellos posee experiencia en el ámbito gubernamental, lo que ha levantado críticas sobre la viabilidad de este proyecto.

Un aspecto que ha llamado la atención es la intención de Musk de actuar como un "ministro de rentabilidad", supervisando la eliminación de cualquier gasto superfluo que no contribuya a la eficiencia del Gobierno. A pesar de que en este momento DOGE no es un organismo oficial, su creación podría marcar un nuevo capítulo en la administración pública estadounidense.

Expertos financieros han expresado sus dudas sobre la factibilidad de los planes masivos de Musk y Ramaswamy. Muchos apuntan a que la derogación de normativas federales no es un proceso simple y podría tener consecuencias devastadoras para sectores que dependen de esos marcos regulativos. La idea de eliminar 'miles' de normas podría desatar un caos regulatorio que afectaría a millones de ciudadanos.

Durante su campaña, Musk apunto a que estos recortes deberían llevarse a cabo antes del 4 de julio de 2026, coincidindo con el 250 aniversario de la Declaración de Independencia de EE. UU. Sin embargo, la dimensión de los recortes sugiere que programas esenciales como la Seguridad Social y Medicare podrían verse amenazados, algo que ha sido tradicionalmente un tabú en la política estadounidense.

La supervisión gubernamental es otra variable importante en este escenario. Aunque Musk parece tener la intención de operar con autonomía, habrá que ver si las medidas propuestas por DOGE recibirán el visto bueno del gobierno, especialmente con el potencial respaldo de figuras republicanas polarizadoras como Marjorie Taylor Greene.

En definitiva, la propuesta de Elon Musk lanza preguntas cruciales sobre el futuro del gasto público en EE. UU. y su credibilidad como líder en innovación en el sector privado. ¿Pueden los tecnólogos realmente salvar la economía? Los próximos meses serán decisivos para responder a esta inquietante cuestión.