Un grupo de alrededor de un centenar de ultras del Málaga CF desató el caos en las inmediaciones del estadio de Riazor, en A Coruña, durante la noche del sábado, justo antes del esperado encuentro contra el RC Deportivo. Los disturbios comenzaron cerca de las 23:00 horas en la calle Manuel Murguía, donde estos radicales causaron destrozos significativos, incluyendo la rotura de la cristalera de un bar y daños a elementos del mobiliario urbano.

Imágenes impactantes compartidas en redes sociales muestran a los ultras lanzando objetos hacia el estadio y también contra vehículos que transitaban por la zona, lo que generó preocupación entre los vecinos y transeúntes. A pesar de la gravedad de los hechos, las autoridades informaron que no hubo detenciones inmediatas, aunque las fuerzas de seguridad llegaron al lugar para controlar la situación.

El partido programado para este domingo a las 14:00 horas fue considerado de alto riesgo por la Comisión Antiviolencia, lo que significa que se incrementó el despliegue policial en el área. La situación se tornó aún más tensa, ya que durante la jornada del partido, la Policía detuvo a dos hinchas del Deportivo tras enfrentamientos en la Plaza de Pontevedra, aunque estos incidentes no fueron atribuibles a un enfrentamiento entre las aficiones rivales, según informaron fuentes policiales.

El RC Deportivo condenó enérgicamente los actos de vandalismo ocurridos por parte de los ultras del Málaga, expresando su "más firme repulsa". En un comunicado, el club enfatizó su compromiso por identificar y sancionar a los responsables, destacando que el fútbol debería fomentar la unidad y el respeto entre los aficionados. También rindió homenaje a su propia afición, que ha demostrado ser un modelo de deportividad en sus desplazamientos por todo el país.

La violencia en el fútbol es un tema recurrente en España, donde se han mantenido esfuerzos constantes para erradicar este tipo de comportamiento entre los grupos más radicales. A medida que se celebran partidos de alto riesgo, es fundamental que tanto los clubes como las autoridades colaboren para garantizar la seguridad de todos los asistentes y promover un ambiente de respeto y camaradería en el deporte.