Un inesperado encuentro celebrado el Jueves Santo ha generado una tormenta política en España. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se reunió con su par marroquí, Naser Burita, un evento que no solo tomó por sorpresa a muchos, sino que también encendió la furia del socio minoritario del Gobierno, Sumar.

La falta de ‘transparencia’ en torno a la reunión ha sido el primer punto criticado. La convocatoria no apareció en la agenda de Albares hasta la tarde anterior, lo que ha suscitado interrogantes sobre la naturaleza de estas conversaciones en un momento tan simbólico como la Semana Santa.

Además, Sumar ha arremetido contra el PSOE, que continúa apoyando un plan sobre el Sáhara Occidental que, según critican, es más un intento de consolidar relaciones con Marruecos que un verdadero compromiso con la autodeterminación del pueblo saharaui. Eva García Sempere, de Izquierda Unida, denunció abiertamente que este plan es un fracaso y subrayó que el Sáhara no puede servir como moneda de cambio en la política exterior española.

El partido liderado por Antonio Maíllo advirtió que ante las ‘opacas negociaciones’ entre España y Marruecos, exigirán claridad sobre si se ha discutido el cumplimiento de sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que prohíben la explotación económica de territorios ocupados sin el consentimiento de sus pueblos, reafirmando su apoyo al derecho del pueblo saharaui.

Lara Hernández, co-coordinadora de Movimiento Sumar, no se quedó atrás en sus críticas, acusando a ambos ministros de presumir de una relación bilateral que, según ellos, vive su ‘mejor momento histórico’. Resaltó la defensa de los derechos humanos como una ‘línea roja’ e insistió en que el PSOE se aleja del consenso mayoritario en la sociedad española que apoya el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.

La iniciativa de Marruecos, presentada hace casi dos décadas y considerada por muchos como un intento de colonización del Sáhara, enfrenta un creciente rechazo. La presión sobre el Gobierno se intensifica mientras los partidos de izquierda se preparan para rechazar categóricamente cualquier acuerdo que no respete el derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro.

Las denuncias de falta de transparencia y el sentimiento de traición entre los socios del Gobierno sugieren que esta línea de actuación podría generar un verdadero terremoto político en España. ¡Estaremos atentos a cómo se desarrollan los acontecimientos!