En un giro contundente de los acontecimientos políticos, el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, llamó este jueves a Pedro Sánchez a dimitir. Lo hizo durante una sesión en el Congreso, donde las acusaciones del empresario Víctor de Aldama contra ministros socialistas resonaron intensamente a lo largo de la jornada. Hoy, Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, se sumó a esta demanda desde el propio palacio de La Moncloa, pocos minutos después de su reunión con Sánchez.

Mañueco manifestó: "Lo que haría cualquier persona con un mínimo de decencia es dimitir, marcharse y dejar en paz a los españoles", citando las palabras del propio Sánchez durante su moción de censura a Mariano Rajoy en 2018. Esta frase resuena fuertemente en un momento donde el clima político está más candente que nunca.

Las acusaciones de Aldama, aunque aún sin pruebas, son consideradas por Mañueco y la cúpula del PP como "gravísimas", y constituyen un motivo más que suficiente para exigir la salida del Gobierno de Sánchez. El presidente castellano-leonés subrayó que esta legislatura ha sido un fracaso y que el tiempo ha demostrado que es "fallida y agónica".

En sus declaraciones, Mañueco hizo un llamado a los socios de Sánchez, es decir, a las formaciones que apoyaron su investidura, instándolos a "mover ficha" para abrir un nuevo capítulo político. También advirtió que Feijóo estaría preparado para liderar una nueva moción de censura, si se logran los votos necesarios.

"La oposición no tiene actualmente los votos para cambiar al Gobierno", reconoció. Sin embargo, dejó claro que su visita a La Moncloa era esencial para defender los intereses de Castilla y León, representando a todos los ciudadanos de la comunidad, estén ellos a favor o en contra.

Por otro lado, la crisis política que se desencadena por estas acusaciones tiene visos de afectar no solo a la estabilidad del Gobierno, sino también a las próximas elecciones. A medida que la presión sobre Sánchez aumenta, muchos se preguntan si el presidente podrá enderezar el rumbo o si su tiempo está llegando a su fin. En este contexto, las estrategias de los partidos de oposición son más cruciales que nunca, generando un ambiente de incertidumbre en torno al futuro del Gobierno español.