En los últimos días, las redes sociales han estallado con retratos de personas transformadas en personajes del mágico universo de Studio Ghibli. Esta tendencia ha sido impulsada por herramientas de inteligencia artificial (IA) como las que ofrece OpenAI, cuyo CEO, Sam Altman, es uno de los principales promotores de esta moda.

Las imágenes generadas a través de IA reinterpretan fotografías comunes con los paisajes y la estética etérea que caracterizan las películas del estudio, en su mayoría obra del legendario Hayao Miyazaki, creador de clásicos como Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro y La tumba de las luciérnagas.

Aunque Miyazaki no ha comentado recientemente sobre esta oleada de imágenes, en ocasiones anteriores ha expresado su rechazo rotundo a estas tecnologías. Para él, las creaciones generadas por IA carecen de alma y amenazan la esencia misma del arte.

En una de sus declaraciones, el director describe las imágenes producidas por IA como “movimientos grotescos que los humanos no podemos imaginar”. En vez de ver la IA como una herramienta innovadora, Miyazaki sostiene: “No puedo ver estas cosas y encontrarlas interesantes”, señalando que el arte real emana de la experiencia humana, la empatía y la conexión con la naturaleza.

Miyazaki considera que el arte auténtico surge del sufrimiento y del compromiso con lo real. Para él, las producciones generadas por algoritmos de IA son una trivialización del proceso creativo y representan una forma de decadencia artística y cultural. Su crítica no se limita a lo estético; expresa una convicción ética sobre la verdadera naturaleza del arte y la responsabilidad de los creadores.

En una observación más profunda, Miyazaki advirtió que “nos acercamos al fin de los tiempos”, señalando que la humanidad está perdiendo la fe en sí misma y que el mundo va en dirección equivocada. Esta afirmación refleja su inquietud acerca de una sociedad cada vez más fascinada por lo artificial y lo instantáneo.

La proliferación de imágenes generadas por IA, incluidas aquellas que se difunden a través de redes sociales como un homenaje al estilo Ghibli, no solo impacta a los artistas, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de la creatividad humana. En este contexto, muchas voces artísticas, entre ellas la de Miyazaki, advierten sobre los peligros de delegar el acto creativo a máquinas.

Frente a la rápida evolución de la IA y su incursión en la creación visual, la brecha entre la tecnología y la sensibilidad humana se amplifica. La proyección de estos sentimientos de Miyazaki resuena con múltiples artistas que ven en la IA una amenaza para el espíritu de la creación, una realidad que podría dejar de hacer honor al arte tal como lo conocemos.