La tarde del 29 de octubre se convirtió en una pesadilla para los habitantes de Picanya cuando una violenta inundación barrió las calles, dejando detrás un rastro de desesperación y caos. Sin embargo, en medio de la tormenta, un acto de valentía brilló con fuerza. Toni Amoraga, un valiente vecino de esta localidad valenciana, se convirtió en un auténtico héroe al rescatar a una mujer en silla de ruedas y a su familia, quienes luchaban contra la corriente mientras intentaban alcanzar un lugar seguro.

La inundación llegó de forma brutal, con aguas que alcanzaban casi un metro de altura. La angustia se apoderó de los que intentaban salir de sus hogares, como Marcy Salazar, una trabajadora del hogar. Ella relató cómo su amiga y jefa, Carmen Amoraga, la alertó del peligro: “¡Sal de casa, que te vas a inundar!”. El dilema de Marcy era complicado: cuidar de sus abuelos mientras la furia de la naturaleza arremetía con todo a su alrededor. "Llamé a un primo y nos tocó tirar la puerta abajo. La situación fue aterradora. Apenas logramos salir con el agua casi al cuello y los muebles deslizándose por el hogar. Mi hijo sufrió un accidente cuando un armario le cayó en la cabeza", describió Marcy, visiblemente afectada.

Mientras tanto, Toni, que se había refugiado en una finca cercana, no pudo quedarse de brazos cruzados al ver a Marcy y su familia luchando por sobrevivir. Con determinación, exclamó: “¡Hay que salvarlos!”. Aunque algunos dudaban por el riesgo de dejar entrar el agua, Toni insistió en abrir la puerta. "Entrará el agua, pero también personas”, fue su pensamiento. Con la colaboración de otros valientes, lograron rescatar a la familia y llevarla a un lugar seguro.

Las horas que siguieron fueron angustiosas. "Esa fue la peor noche de mi vida", confiesa Toni mientras todavía siente el frío del agua y reviven en su mente las imágenes de los momentos de caos. Eventualmente, con la crecida disminuyendo, Marcy y sus seres queridos lograron ser trasladados a un sitio más seguro gracias a otros familiares.

A la mañana siguiente, el trabajo no había hecho más que comenzar. Toni, conocido en Picanya por ser el dueño de una cantina popular que sirve como punto de encuentro en la comunidad, se unió a los esfuerzos de limpieza junto a otros voluntarios. Su bar, que han ido administrando su familia durante años, no cobró nada a quienes llegaron a ayudar. Este gesto solidario emocionó a muchos y reavivó la fe en la humanidad en un momento en que la comunidad más lo necesitaba.

La valentía y solidaridad de Toni Amoraga y su pronta reacción ante la adversidad han dejado una huella imborrable en el corazón de muchos. Su historia no solo se convierte en un ejemplo de heroísmo en tiempos de crisis, sino también en un poderoso recordatorio de la importancia de la comunidad y la unión frente a la adversidad. Sin duda, esta experiencia marcará a las generaciones venideras en Picanya.