En un giro dramático de los acontecimientos en el conflicto israelí-libanés, la milicia proiraní Hezbolá notificó que sus combatientes llevaron a cabo un ataque sorprendente durante un intento de infiltración de las fuerzas israelíes en el territorio libanés, específicamente cerca del pueblo fronterizo de Markaba. Según el comunicado de Hezbolá, se dispararon 'proyectiles de artillería' y se lanzaron cohetes en varias ubicaciones, incluido el área de Labouneh, en el sur de Líbano.

Los informes indican que esta operación se realizó la noche del domingo 13 de octubre de 2024, cuando Hezbolá lanzó un grupo de drones de asalto contra un campo de entrenamiento de la Brigada Golani en Binyamina, al sur de Haifa. La organización describió esta acción como una 'operación compleja', donde se dispararon decenas de cohetes simultáneamente contra distintos objetivos en Nahariya y Acre, logrando engañar a las defensas aéreas israelíes y permitiendo que algunos drones pasaran desapercibidos por primera vez.

Además, Hezbolá dedicó este ataque a su líder, Hasán Nasralá, quien fue asesinado por Israel a finales de septiembre. La milicia justificó su ataque como una respuesta a los recientes 'ataques sionistas' en múltiples áreas de Beirut y otras zonas de Líbano, donde al menos 22 personas perdieron la vida en un solo día.

El ejército israelí confirmó la muerte de cuatro soldados, a quienes identificaron como jóvenes de tan solo 19 años que se encontraban en entrenamiento de infantería, y reportó que otros siete soldados resultaron gravemente heridos. Este ataque se convierte en el más mortífero que ha enfrentado Hezbolá desde que el conflicto se intensificó el 23 de septiembre, dejando un saldo total de 67 heridos en la base militar de Binjamina y otras áreas del norte de Israel.

Las tensiones siguen escalando, con Israel realizando recientes bombardeos en el sur de Líbano, ataques que han afectado a la Cruz Roja libanesa y que han causado numerosas bajas entre las fuerzas libanesas. En ese contexto caótico, la fuerza de paz de la ONU, FINUL, se enfrenta a la difícil tarea de mediar en este conflicto cada vez más violento, buscando evitar que la situación se descontrole por completo.

Este ataque de Hezbolá también sirve como un recordatorio del peligro constante en la región y de que cualquier paso en falso podría desatar más violencia, generando preocupaciones sobre una escalada aún mayor en el conflicto.