En una emocionante jornada que quedará grabada en la historia, el Bilbao Basket ha logrado al fin lo que muchos creían imposible: su primer título europeo. Después de 15 largos años desde su última final continental, el equipo dirigido por Jaume Ponsarnau resistió la presión y se llevó la victoria por un estrecho margen de solo cinco puntos, a pesar de caer 84-82 en Salónica.

La noche del triunfo fue, sin duda, un evento monumental para los bilbaínos. Recordemos que en 2013 cayeron en la final de la Eurocup ante el Lokomotiv Kubán y en 2011 perdieron ante el Barcelona en la final de la ACB. Pero esta vez, el destino tenía reservado un final mucho más dulce.

La 'Batalla de Salónica': Un ambiente eléctrico

Los jugadores del Bilbao Basket se preparaban para un auténtico "infierno griego", y la afición de Salónica hizo honor a su fama. Desde el salto inicial, el ambiente era electrizante, con la hinchada lanzando cintas blancas desde sus asientos, creando una atmósfera impresionante que cubría todo el pabellón. El encuentro, que debía comenzar puntualmente, se retrasó más de cinco minutos debido a la ovación a su equipo.

A pesar del rugido de las gradas, los hombres de negro comenzaron el partido concentrados y con un parcial inicial de 0-5 que marcó la pauta. Harald Frey, con su muñeca confiable, logró encestar dos triples, y el primer cuarto culminó empatado, mostrando el intercambio constante de golpes (24-24).

Una defensa de hierro

El segundo cuarto trajo consigo cambios drásticos. Gracias a una defensa sólida, el Bilbao Basket comenzó a tomar ventaja en el marcador, llevándose al descanso ganando por 10 puntos (39-49). A pesar de un triple motivador de Papadakis para el PAOK, la ofensiva de Frey y los anotadores Pantzar y Gielo mantuvieron a raya a la afición local.

El tercer período también mantuvo la misma tónica. El PAOK se acercó, pero un crucial triple de Pantzar y un par de rebotes ofensivos dominaron el juego. A pesar de que la lucha en los rebotes fue complicada, el Bilbao Basket supo contener la embestida, aunque el viento cambió con la motivación del público griego.

Remontada y resistencia final

En un giro inesperado, el PAOK logró darle la vuelta al marcador en los minutos finales del tercer cuarto. Con la afición a su favor, el equipo griego se desató y terminó el tercer cuarto con una ventaja de dos puntos (63-61), después de un parcial de 22-12.

El cuarto y último periodo fue de infarto. Aunque el Bilbao Basket comenzó a mostrar signos de desgaste, Kreuser logró igualar el marcador con un increíble triplazo. A medida que se acercaba el final del encuentro, la tensión era palpable y el desenlace de este emocionante enfrentamiento se asemejaba a una película.

Finalmente, con la afición a su lado y el corazón a mil por hora, el equipo vasco se resistió a la derrota y, tras una lucha titánica, levantó el trofeo que tanto anhelaban. ¡Una noche que sin duda será recordada por generaciones!