En una acción sin precedentes y con repercusiones potencialmente catastróficas, el ejército israelí ha llevado a cabo un bombardeo en el sur de Beirut, dirigéndose a Hasan Nasralá, líder del grupo guerrillero Hezbolá. Este viernes, aviones de combate lanzaron bombas de hasta una tonelada sobre seis edificios residenciales, resultando en la trágica muerte de al menos dos personas y dejando a 76 más heridas. Este ataque se produce en el contexto de un nuevo aumento de la violencia entre Israel y Hezbolá, y la intensidad de los bombardeos sólo parece aumentar.

La zona de Dahiye, bastión de Hezbolá, es conocida por su alta densidad de población, lo que hace temer un balance final de víctimas aún más devastador. Aunque la milicia no ha confirmado el estado de Nasralá, su segundo al mando, Hashem Safieddine, ha salido ileso. Mientras tanto, los medios israelíes informan de que la inteligencia del país estima que Nasralá podría estar muerto.

Aproximadamente a las 18:00 hora local, justo después de un enérgico discurso del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ante la Asamblea General de la ONU, se desencadenó el ataque. Aviones F-35 lanzaron al menos ocho proyectiles sobre Dahiye, dejando un paisaje de destrucción y un espeso humo sobre la capital libanesa. El ejército israelí confirmó que se trataba de un ataque dirigido a lo que denominaron la “sede principal” de Hezbolá, ubicada estratégicamente bajo varios edificios residenciales.

En un comunicado posterior, el portavoz militar israelí, Daniel Hagari, describió el bombardeo como "muy preciso" y advirtió a los habitantes de Dahiye que se alejaran por su seguridad debido a la fuerza de las explosiones. Además, Israel ha amenazado con atacar el aeropuerto civil de Beirut, intensificando aún más las tensiones en la región. Para colmo, hay inquietud en la comunidad internacional sobre las posibles represalias por parte de Hezbolá, que podría aumentar la inestabilidad en Líbano y sus alrededores.

Este bombardeo es el más severo en Beirut en un año marcado por la escalada de hostilidades entre el ejército israelí y Hezbolá, que se intensificó tras el brutal ataque sorpresa de Hamas en Gaza en octubre de 2023. Las cifras de muertes en los últimos días son escalofriantes; más de 700 personas han perdido la vida solo en cinco días de enfrentamientos.

En este marco, la Embajada de Irán en Beirut, que apoya a Hezbolá, ha calificado el intento de asesinato como una “escalada peligrosa que cambia las reglas del juego”, prometiendo que habrá “consecuencias”. El primer ministro libanés, Nayib Mikati, criticó abiertamente a Netanyahu, afirmando que su bombardeo solo demuestra que ignora los llamados globales a un alto el fuego, incluso los que expresaron algunos líderes en la ONU.

En medio de está grave situación, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y su administración, negaron cualquier implicación en la operación de Israel, reafirmando que no fueron informados previamente. Sin embargo, la presión sobre el gobierno israelí aumenta, ya que varios ministros han expresado abiertamente su deseo de deshacerse de Nasralá.

Este ataque es el quinto en Dahiye en tan solo una semana, con un recuento de bajas que incluye a mujeres y niños entre las víctimas. La situación está lejos de estabilizarse, y muchos analistas prevén un giro dramático en la dinámica de poder en la región si continúa esta escalada. Las imágenes del bombardeo muestran la devastación, con edificios completamente destruidos y un gran cráter que representa la brutalidad del ataque.

A medida que el conflicto se intensifica, muchos se preguntan qué puede suceder a continuación. La posibilidad de un enfrentamiento más amplio entre Israel y Hezbolá se cierne sobre la región, mientras ambos lados se preparan para lo que podría ser una lucha prolongada y devastadora.