Este miércoles, un devastador bombardeo israelí en Siria ha provocado un número de víctimas alarmante, con al menos 46 muertos, de los cuales 22 son extranjeros, y 50 heridos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. La prensa estatal siria, Sana, reporta divergencias al cifrar las víctimas mortales en 36. Este ataque aéreo tuvo lugar en la ciudad de Palmira, conocida por sus ruinas Patrimonio de la Humanidad, y destaca la intensificación de los ataques israelíes en el territorio syrio, que se han vuelto casi cotidianos desde que estalló la guerra en Gaza en octubre de 2023.

Los objetivos del ataque incluían un almacén en una zona industrial, donde residían familias de combatientes extranjeros vinculados a Irán, un restaurante y varios edificios, lo que muestra la indiscriminación de los bombardeos que han dejado también a civiles heridos. Israel ha aumentado su campaña aérea en Siria en un esfuerzo por prevenir el suministro de armas a Hezbolá y mantener el régimen de Bashar al-Assad a la defensiva.

Desde el inicio de este conflicto, el régimen sirio se ha esforzado por minimizar el impacto de los ataques israelíes, a pesar de que también han causado la muerte de decenas de sus soldados. Mientras Assad trata de fortalecer su alianza con Rusia, se muestra renuente a confrontar a Israel, priorizando su propia supervivencia y la estabilidad de su gobierno por encima de la confrontación directa.

El Ministro de Defensa israelí, Gideon Saar, enfatizó en septiembre que el régimen de Assad debería entender que su insistencia en amenazar la seguridad de Israel podría poner en peligro su propia supervivencia. La realidad actual muestra cómo tanto Israel como Assad están operando en un delicado equilibrio, donde Assad intenta mantener una relación con Irán para asegurar recursos esenciales, pero evita abrir un nuevo frente contra Israel en su frontera.

En el marco de esta violenta escalada, el gobierno de Benjamin Netanyahu está implementando una estrategia de debilitamiento de Irán y sus aliados, atacando estructuras y rutas de contrabando que facilitan el suministro de armas. Desde septiembre, el número de ataques israelíes en Siria ha alcanzado cifras alarmantes, con 152 ataques reportados, que han dejado en su paso 303 combatientes y 62 civiles sin vida.

Los ciudadanos en la región enfrentan desesperadas situaciones, ya que miles de ellos, tanto sirios como libaneses, se ven obligados a huir de estos bombardeos, complicando aún más su travesía por áreas ya devastadas y donde las infraestructuras están en ruinas. La situación humanitaria sigue siendo crítica, dejando una estela de sufrimiento y desolación en un contexto de conflicto que parece no tener fin.