Ciencia

¡Impactante! La extinción masiva de aves por la acción humana borra funciones esenciales de los ecosistemas

2024-10-03

Autor: Marta

Las consecuencias de la extinción de aves son más devastadoras de lo que jamás se imaginó. Desde que el ser humano habita la Tierra, hemos provocado la extinción de aproximadamente 600 especies de aves, y en los próximos dos siglos, la cifra podría alcanzar las 1.300, según un estudio realizado por la Universidad de Birmingham y el CREAF publicado en la prestigiosa revista Science. Esta pérdida representa una "devastación masiva de biodiversidad", como comenta Anna Traveset, profesora de investigación en el IMEDEA (CSIC-UIB).

Traveset destaca que la extinción de estas especies ha conllevado una pérdida significativa del espacio funcional dentro de los ecosistemas, que equivale a la eliminación de 3.000 millones de años de historia evolutiva única. Esto no solo implica la desaparición de especies, sino también la pérdida de ramas enteras del árbol de la vida. Las aves cumplen roles vitales: controlan plagas al consumir insectos, reciclan nutrientes como aves carroñeras, y dispersan semillas, promoviendo el crecimiento de nuevas plantas. Cada vez que se pierde una especie, este rol se extingue con ella, y a medida que aumentan las extinciones, disminuye la diversidad funcional en los ecosistemas.

Alarmantemente, el estudio señala que ya se ha perdido un 20% de la diversidad funcional global, con una proyección de un 7% adicional en los próximos 200 años. Un ejemplo notable es el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), una especie vulnerable en Cataluña, que juega un rol crucial al ayudar a reciclar los nutrientes al alimentarse de huesos.

Ferran Sanyol, investigador principal del CREAF, subraya que se está observando un patrón de extinción entre especies que desempeñan funciones únicas. El dodo (Raphus cucullatus), que una vez dispersó semillas de frutas grandes en la isla de Mauricio, es un claro ejemplo de cómo la pérdida puede repercutir profundamente en un ecosistema. Aunque el quebrantahuesos no está amenazado a nivel global, sí enfrenta peligros en su hábitat local.

La investigación revela que ya se han erosionado un 5% de linajes de aves, eliminando así 3.000 millones de años de historia en solo unas pocas décadas. Ejemplos de estos linajes incluyen a las aves elefante de Madagascar y las moas de Nueva Zelanda, que alguna vez dominaron sus respectivos ecosistemas.

Los archipiélagos, particularmente vulnerables, concentraron el 80% de las extinciones de aves, lo que ha llevado a una pérdida del 31% de la diversidad funcional en estos territorios. Entre las nueve especies en peligro se encuentran la paloma rabiche (Columba junoniae) y la paloma turquese (Columba bollii), que son esenciales para la regeneración de los bosques de laurisilva en las Islas Canarias.

Para llevar a cabo este exhaustivo estudio, el equipo recopiló datos antiguos de museos de todo el mundo, analizando aves disecadas, esqueletos y fósiles. Con cada medición y observación, pudieron inferir el rol ecológico de cada especie, apoyándose en modelos matemáticos para proyectar el futuro de las aves.

Tom Matthews, investigador principal del estudio, advierte que la crisis de extinción actual no se limita al número de especies, sino que también se extiende a la reducción de la diversidad funcional de los linajes. Comprender las extinciones pasadas es crucial para anticipar y mitigar los efectos futuros en nuestros ecosistemas.

El llamado a la acción es urgente; si no revertimos esta tendencia, podríamos perder un millar de especies insulares para el año 2224. La extinción de especies clave no solo pone en riesgo la biodiversidad, sino que compromete los servicios ecosistémicos de los que dependemos. La comunidad científica insta a que estos hallazgos se incorporen en las estrategias de conservación y protección de especies, reconociendo el invaluable papel que desempeñan en sus respectivos ecosistemas.