La Policía Federal de Brasil ha presentado una acusación formal ante el Tribunal Supremo en contra del expresidente Jair Bolsonaro, acusado de haber intentado llevar a cabo un golpe de Estado. Este movimiento llega después de que se revelaran pruebas de un complot para derrocar al actual gobierno, liderado por Luiz Inácio Lula da Silva. Bolsonaro, quien enfrenta una inhabilitación judicial que lo mantendrá fuera de la escena política hasta 2030, podría ser condenado a hasta 12 años de prisión por este grave delito.

Hace solo unos días, las autoridades detuvieron a cuatro militares y a un agente de la Policía Federal, todos involucrados en un plan que pretendía no solo derrocar al gobierno, sino también poner en serio peligro la vida de Lula y de su vicepresidente, Geraldo Alckmin. Este complot ha llevado a la Policía a presentar cargos contra 37 individuos, incluidos varios altos mandos militares, por actos relacionados con "la abolición violenta del estado democrático de derecho, golpe de estado y asociación ilícita".

Los investigadores han señalado que la planificación del golpe tuvo lugar en la residencia de Walter Braga Netto, un general en la reserva y exministro de Defensa, quien además fue candidato a la vicepresidencia en 2022. También se ha citado al exalmirante de la Marina, Almir Garnier Santos, como parte de esta trama conspirativa.

En respuesta a estas acusaciones, Bolsonaro y sus asesores han rechazado toda irregularidad y han calificado la investigación como una caza de brujas política. El expresidente ha intentado desviar la atención al afirmar que los cargos fueron producto de la "creatividad" del juez que lo está investigando.

Lula, por su parte, ha expresado que su enfoque está en los logros de su gobierno y ha enfatizado que su administración será juzgada por el número de escuelas, carreteras y obras que logre implementar, reafirmando que este trabajo se debe realizar de manera civilizada. Los acontecimientos están desarrollándose rápidamente, y se espera que las reacciones tanto del gobierno como de la oposición sigan alimentando este tenso clima político en Brasil. ¿Qué pasará a continuación en este dramático capítulo de la política brasileña?