Un Enigma de Supervivencia en Brasil

Un grupo de científicos brasileños ha despertado la curiosidad mundial al investigar un rebaño de cabras que ha logrado sobrevivir durante casi 300 años en una diminuta isla del noreste de Brasil, sin acceso a agua dulce. Esta sorprendente resistencia ha dejado a expertos preguntándose: ¿cómo lo lograron?

Los investigadores están determinados a descubrir el origen de estas cabras salvajes y si han desarrollado mecanismos evolutivos únicos para adaptarse a un entorno donde solo hay agua salada.

El Misterioso Origen de las Cabras

Este fenómeno biológico se sitúa en Santa Bárbara, parte del archipiélago de Abrolhos, a unos 70 kilómetros de la costa de Bahía. Durante años, la isla, de solo 1.500 metros de largo y 300 de ancho, contaba con una población que en su momento llegó a alcanzar los 200 caprinos. Sin embargo, el número ha disminuido a 27.

Hablando con EFE, el profesor Ronaldo Vasconcelos, quien lidera la investigación, sugiere que estas cabras podrían haber sido abandonadas por colonizadores que hacían paradas en islas para dejar víveres.

Adaptações Inesperadas

Más allá del misterio sobre su origen, los científicos se han maravillado del hecho de que estas cabras no solo han sobrevivido, sino que parecen haber encontrado formas innovadoras de hacerlo. Vasconcelos plantea la posibilidad de que hayan aprendido a beber agua del mar, aunque nunca ha sido testigo de tal comportamiento.

Recientemente, observó que en el campus de la universidad, las cabras se lanzaron a devorar una planta local llamada 'beldroega', rica en agua. "Esa planta puede haber sido clave en su estrategia de supervivencia", indica el científico.

Un Proyecto de Conservación Necessario

A pesar de su resistencia, la presencia de estas cabras causaba daños ambientales en Santa Bárbara, impactando la flora y la fauna local. Desde 2023, las autoridades han estado trabajando para trasladarlas a un lugar más seguro, un proceso que requirió la colaboración de la Marina y varios expertos.

Después de múltiples esfuerzos, en 2024 lograron capturar a la última cabra, a la que llamaron María. "De no haber controlado su población, habrían acabado con toda la isla", advirtió Erismar Rocha, jefe del parque.

Un Futuro Esperanza

La investigadora Jessyca Teixeira celebró el éxito del traslado, una hazaña que habitualmente concluye con la sacrificación de los animales. En cambio, la supervivencia de estas cabras podría significar el comienzo de una nueva línea genética que podría prosperar en climas áridos y contribuir a las adaptaciones frente al cambio climático.

La increíble historia de estas cabras no solo es un testimonio de la resiliencia animal, sino que también abre la puerta a nuevas oportunidades para la investigación sobre adaptaciones ecológicas en condiciones extremas.