¡Increíble! Las sorpresas del autismo en mujeres y niñas que nadie conoce
2024-11-25
Autor: Marta
Cuando Serenity Kiser fue diagnosticada con autismo a los 48 años, su vida dio un giro inesperado. Este diagnóstico no solo aclaró misterios de su infancia, sino que reveló un panorama más amplio sobre el autismo que muchas veces se pasa por alto. Desde pequeña, Kiser solía escuchar que era "demasiado" en todo: su risa, sus movimientos. Esto culminó en dos internamientos a la edad de 11 años, momentos que, en retrospectiva, parecían ser signos de una condición autista que no entendía del todo.
Recientemente, los diagnósticos de trastorno del espectro autista (TEA) han aumentado drásticamente, con un incremento del 175% en Estados Unidos en la última década. Este alza también se ha observado en España, donde el interés por el autismo está en auge, especialmente entre las mujeres y las niñas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente el 1% de los niños en el mundo son autistas. Sin embargo, estudios no oficiales sugieren que el número real podría ser más alto, en gran parte debido a un aumento en la conciencia y en los criterios diagnósticos. La investigación ha ampliado su enfoque, ahora incluyendo situaciones como el síndrome de Asperger.
A pesar de que se suele pensar que el autismo afecta más a los hombres (con una proporción de 4:1), hay evidencias crecientes que indican que muchas mujeres y niñas autistas no son diagnosticadas simplemente porque las manifestaciones en ellas son distintas. Laura Hull, investigadora de la Universidad de Bristol, señala que muchas veces las mujeres desarrollan habilidades sociales básicas que las hacen pasar desapercibidas en diagnósticos. Pueden tener intereses que no se consideran típicamente asociados al autismo, como la moda o los animales, lo que dificulta aún más la detección de su condición.
Serenity compartió que durante su infancia, sus maestros reprimieron su comportamiento autista porque "no se le permitía ser como los niños autistas", lo que añade una capa de presión social que muchas niñas enfrentan. Esta invisibilidad, en ocasiones, lleva a que tardan más en recibir un diagnóstico adecuado, lo que puede resultar en un sufrimiento emocional prolongado.
Investigaciones recientes indican que las dificultades de comunicación en personas autistas no son necesariamente una falta de empatía, sino más bien un reflejo de diferentes estilos de comunicación. El concepto de "doble empatía" propuesto en 2012 sugiere que personas que comparten experiencias similares se entienden mejor entre sí. Esto abre un espacio para entender que el autismo puede ofrecer una perspectiva única e invaluable sobre el mundo.
Las diferencias sensoriales, comunes en personas autistas, modulan la forma en que interactúan con su entorno. Karissa Burnett, psicóloga especializada en neurodiversidad, afirma que una sobrecarga sensorial puede abrumar a una persona autista, llevándola a conductas repetitivas que, en realidad, funcionan como mecanismos de regulación emocional. Esto pone de manifiesto que, lejos de ser sólo comportamientos problemáticos, pueden ser formas legítimas de manejar situaciones complejas.
En un mundo que a menudo intenta ajustar a las personas autistas a moldes predefinidos, es esencial aprender a aceptar y celebrar sus diferencias. Estas peculiaridades sensoriales pueden otorgar a las personas autistas una forma de experimentar el mundo más profunda y detallada. En palabras de Schwartz, "cuando aprendemos a ver el mundo a través de sus ojos, también enriquecemos nuestras propias experiencias". Por lo tanto, generar un entorno más inclusivo es clave para comprender el valor que cada individuo aporta a nuestra sociedad.