Un Despliegue Sorpresivamente Bajo

El despliegue de bomberos forestales en respuesta a la emergencia de la dana fue escandalosamente menor de lo que el gobierno valenciano había afirmado. El Consell admitió que el 29 de octubre solo activó seis equipos en la zona azotada, a pesar de contar con 56 unidades disponibles en toda la Comunitat Valenciana.

Equipos Incompletos y Riesgo Aumentado

Según una investigación de Levante-EMV, cinco de estos seis equipos estaban incompletos, lo que redujo a solo 30 el número de bomberos disponibles para monitorizar la crítica situación. Este recorte en personal no solo aumentó el riesgo para los trabajadores, sino que también redujo significativamente la eficacia de sus acciones.

Helicópteros Sin Usar, Una Oportunidad Perdida

A pesar de tener seis helicópteros listos, el Consell no utilizó ninguno durante el caos del 29 de octubre ni en los días siguientes, cuando la comunicación y el abastecimiento estaban en crisis. Estos helicópteros podrían haber sido cruciales para llevar suministros a zonas inaccesibles, transportar equipos médicos, o incluso realizar búsquedas de personas atrapadas.

La Ineficiencia de las Unidades Terrestres

Las unidades terrestres tampoco fueron empleadas a su máxima capacidad. Los equipos desplegados a Utiel debían contar con cinco bomberos forestales cada uno, pero solo uno llegó con la plantilla completa. Esto significó un trabajo mucho más arriesgado y menos efectivo para el personal, ya que los protocolos de seguridad requerían un equipo mínimo para supervisar cada tarea.

Decisiones Cuestionables del Operativo

La unidad de Villargordo, por ejemplo, fue enviada con solo cuatro bomberos, un 33% menos del personal necesario para enfrentar la crisis. Además, varias unidades se retiraron poco después de ser activadas, causando confusión y falta de vigilancia en momentos críticos, como en el barranco del Poyo.

La Alerta Que No Se Vio Reflejada en el Terreno

Las decisiones tomadas por el jefe del operativo, José Miguel Basset, generaron incredulidad. A pesar de que se había decretado la alerta hidrológica, las unidades no estaban donde se necesitaban. El Poyo, que ya mostraba un caudal desbordado, solo pudo ser vigilado a través de fotografías, mientras que el único punto de medición real estaba aguas arriba.

¿Dónde Estaban los Recursos?

La situación reflejada pone en jaque el manejo de emergencias en la Comunitat Valenciana. La falta de acción eficiente y la inacción de los helicópteros subrayan la necesidad de replantear los protocolos y preparativos ante futuras emergencias. Sin duda, la comunidad merece respuestas y una mayor transparencia para garantizar su seguridad.