La okupación de viviendas y los desalojos se han convertido en un tema candente en España, especialmente en los últimos meses, donde los casos se multiplican y generan controversia. Mientras el debate sobre la legislación de estos actos sigue activo, una reciente historia protagonizada por dos ancianos en Perales del Río ha capturado la atención de muchos.

Maruja, de 80 años, y Argemiro, de 93, se encontraron en una situación angustiante tras salir a una cita médica y pasar la noche en casa de su sobrino. A la mañana siguiente, su tranquilidad se vio interrumpida cuando una mujer se presentó como okupa y, en un giro inesperado, llamó a la policía para alegar que la casa había sido okupada. Argemiro, al recibir la llamada de las autoridades, confirmando que él había vivido allí por muchos años, se mostró perplejo.

"No es verdad", respondió con firmeza al escuchar que la casa llevaba una semana ocupada. La okupa intentó hacerse pasar por una vecina, pero la comunidad no se dejó engañar. Una vecina, al ver la situación sospechosa, alertó a Argemiro, quien se sorprendió al saber que la casa estaba siendo invadida por una desconocida.

Los vecinos se unieron para resolver la situación. Juntos, se concentraron en la puerta de la vivienda, creando un ambiente de presión sobre la okupa, quien intentó defender su ocupación pidiendo comida a domicilio, un truco común entre ocupas para demostrar que estaban residiendo en el lugar. Sin embargo, los vecinos interceptaron al repartidor antes de que pudiera entregarle la comida, frustrando así sus planes.

Un vecino involucrado en la movilización expresó: "No podemos permitir que alguien que ha quedado en la calle se quede sin comer en su propia casa, mientras una persona ajena se la apropia". Esta cohesión comunitaria resultó crucial para llevar a cabo el desalojo sin necesidad de intervención judicial.

Este incidente no solo destaca la preocupación sobre la okupación, sino que también enfatiza la importancia de la comunidad en la lucha por proteger los hogares de sus vecinos, un fenómeno que podría convertirse en tendencia en más localidades de España. Con la legislación actual aún en proceso, muchos ciudadanos se preguntan: ¿será este el futuro de la defensa vecinal contra las okupaciones?