En el año 2005, una tarde que debería haber sido como cualquier otra, la vida de Ann, una canadiense de 30 años y madre de dos niños, cambió drásticamente al sufrir un ictus del tronco encefálico. Este devastador evento la dejó gravemente paralizada, incapaz de moverse o incluso de respirar sin asistencia.

Casada y trabajando como profesora de matemáticas en secundaria, Ann se vio sumida en un mundo de silencio y limitaciones. Sin embargo, 18 años después, la historia de Ann ha tomado un giro asombroso gracias a un revolucionario implante cerebral desarrollado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco y la Universidad de California en Berkeley.

Después de una década de arduo trabajo, estos científicos han logrado avances significativos en una interfaz cerebro-ordenador (BCI), que utiliza algoritmos de inteligencia artificial para descifrar los pensamientos de Ann y convertirlos en palabras. En un hito histórico, Ann pudo hablar nuevamente a través de una voz sintética, marcando la primera vez en que se sintetizan tanto el habla como las expresiones faciales a partir de señales cerebrales, según un estudio publicado recientemente en la revista 'Nature Neuroscience'.

Este nuevo método no solo es un avance respecto a tecnologías anteriores, sino que tiene la capacidad de detectar y convertir palabras en voz en menos de tres segundos, casi al ritmo de una conversación normal. El Dr. Edward Chang, director de neurocirugía en la UCSF, afirma que su misión es restaurar una forma de comunicación natural y plena, permitiendo a las personas interaccionar más espontáneamente.

En 'Herrera en COPE', se profundizó en esta emocionante investigación junto a la neurocirujana Gloria Villalba del Hospital del Mar de Barcelona, quien destacó el significado de este avance. Ann logró mantener su primera conversación con su esposo 18 años después de su ictus, un momento conmovedor que resalta la esperanza que este tipo de tecnología puede traer a otros pacientes en situaciones similares.

La neurocirujana destacó que, gracias a los avances en bioingeniería y inteligencia artificial, el procesamiento de información en estas situaciones se ha acelerado enormemente. Hace 15 años, el sistema permitía una palabra por minuto, mientras que ahora puede replicar el ritmo de una conversación habitual.

Además, el dispositivo ha incorporado IA para simular el tono de voz de Ann, lo que añade un toque personal y auténtico a su comunicación. Sin embargo, es vital aclarar que Ann no sufrió un ictus en la zona del lenguaje, lo cual facilitó su capacidad de procesar el lenguaje hablado y escrito, a pesar de su incapacidad para vocalizar.

El proceso incluye tres fases críticas: primero, el neurocirujano coloca una tira de electrodos en la parte del cerebro relacionada con el habla; segundo, se descodifican las señales neuronales y, finalmente, se conecta un ordenador que genera una imagen virtual con la voz de la paciente.

Este avance no solo representa una luz de esperanza para Ann, sino que también abre nuevas puertas para otras personas que han padecido ictus u otras lesiones cerebrales. Villalba enfatiza que este es un ensayo clínico, lo que significa que los resultados aún están en fase de evaluación pero ofrecen un futuro prometedor para la comunicación humana a través de tecnologías innovadoras. ¡El futuro es más brillante de lo que imaginamos!