Esta mañana, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado que la economía española sigue en buena forma, con un aumento del Producto Interno Bruto (PIB) del 0,8% en el segundo trimestre de este año. Aunque es una décima menos que el primer trimestre, donde se observó un crecimiento del 0,9% (dato que ha sido revisado al alza hoy), el panorama económico sigue siendo alentador.

Estos resultados no solo han sido respaldados por el INE, sino que también el Banco de España y la OCDE ya habían anticipado esta buena marcha del crecimiento económico, lo que resulta sorprendente considerando las dificultades enfrentadas por grandes economías europeas como Alemania y Francia. Este crecimiento del PIB se produce en un contexto de control de la inflación, que se espera cierre septiembre en un 1,5%, un dato que sin duda proporciona un respiro a las familias y empresas.

Un aspecto notable de esta revisión es que el crecimiento interanual del PIB ha alcanzado un 3,1%, la tasa más alta desde el primer trimestre del año pasado, lo que refleja una recuperación económica sustancial tras los estragos de la pandemia.

La demanda interna ha sido el principal motor de este crecimiento, contribuyendo con un 0,7%, a diferencia de los meses anteriores donde la demanda externa tenía un papel más predominante. Especialmente destacable es el hecho de que el consumo privado ha crecido un 2,9% durante este periodo, lo que indica un aumento en la confianza de los consumidores.

Sin embargo, los analistas advierten de algunos posibles riesgos. Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, señala que aunque las cifras son positivas, el elevado crecimiento del consumo público (4-5%) podría ser preocupante, especialmente en un contexto de déficit público.

Por su parte, David Tinajero, analista de Afi, ha subrayado que el consumo privado probablemente continuará en aumento gracias a la mejora de la situación laboral y de los salarios. No obstante, ha advertido que el crecimiento del consumo público podría estar vinculado a la contabilización de los recursos recibidos de la Unión Europea a través de los fondos Next Generation.

La inversión es otro punto crítico, ya que se ha mantenido baja y esto podría representar un reto a largo plazo. Torres ha enfatizado que no se está aprovechando la situación actual para invertir en sectores clave, como bienes de equipo y vivienda.

Cabe destacar que todas las ramas de actividad han mostrado un crecimiento positivo en los primeros meses del año, siendo la industria manufacturera la más destacada, con un impresionante incremento del 5,2% en comparación con el año anterior. El mercado laboral también ha mostrado signos de dinamismo, con un aumento del 2,4% en el número de horas trabajadas, lo que se alinea con una mejora en la productividad, que ha crecido un 0,7% en el último año.

En resumen, la economía española está en un momento crucial, con buenos datos sobre el PIB, pero con alerta sobre la sostenibilidad del crecimiento y la necesidad de fomentar una inversión más robusta para garantizar un futuro económico sólido y resiliente.