En la localidad de Varese, Italia, se esperaba una edición histórica de la Tre Valle Varesine, una clásica que ha perdurado por más de un siglo. En la línea de salida se encontraban grandes campeones del ciclismo mundial como el esloveno Tadej Pogačar, campeón de línea, y el belga Remco Evenepoel, campeón de contrarreloj. Junto a ellos, otras estrellas del ciclismo como Matteo Jorgenson, Romain Bardet y Tom Pidcock, todos listos para dar un gran espectáculo. Sin embargo, un ambiente ominoso se cernía sobre la carrera: las lluvias torrenciales que azotaban el norte de Italia.

Los pronósticos del tiempo no eran alentadores, y los equipos habían recibido previamente una notificación sobre una reunión que se llevaría a cabo en la mañana de la carrera para evaluar las condiciones. Finalmente, la SC Alfredo Binda, organizadora del evento, decidió acortar oficialmente el recorrido, tanto para la categoría masculina como para la femenina. Las ciclistas iniciaron a las 9:00 AM, donde la francesa Cédrine Kerbaol emergió como vencedora, mientras que Liane Lippert de Movistar se subió al podio, y la española Mavi García estuvo activa en las fugas.

Con un trayecto reducido a 165 kilómetros de los 200 originales, Pogačar ya había mencionado en la línea de partida que "podría ser una carrera caótica por el agua en las carreteras". Su predicción se convirtió en realidad cuando, tras el comienzo de la prueba, varios ciclistas, incluyendo a Enric Mas, lanzaron ataques. Mas formó parte de una fuga junto a Bardet y Tobias Foss, acumulando una ventaja inicial de cuatro minutos sobre un pelotón que se vio seriamente afectado. Sin embargo, el clima tuvo otras intenciones.

"Intentamos competir, y la carrera fue bonita mientras duró", dijo Pogačar, quien se convirtió en el portavoz de la situación al finalizar la carrera. "Pero en el recorrido neutralizado ya hubo siete pinchazos y muchos problemas mecánicos. En los descensos, era imposible ver por dónde íbamos." Testigos en el trayecto informaron de tramos de carretera completamente inundados y tapas de alcantarilla arrastradas por el agua. "Todos queríamos que se detuviera, era solo cuestión de tiempo que alguien sufriera una caída grave. No podíamos jugar con una conmoción cerebral de esa manera", agregó un angustiado Pogačar.

La carrera, que prometía ser un enfrentamiento espectacular entre titanes del ciclismo, fue finalmente suspendida debido a las condiciones peligrosas. Este evento pone de manifiesto cómo la naturaleza puede interrumpir incluso las competiciones más esperadas, dejando a los fanáticos deseando más, y a los ciclistas lamentando la oportunidad perdida.