La tasa de inflación interanual en la eurozona ha sorprendido a analistas al registrar una moderación, situándose en febrero en un 2,3%. Esto representa dos décimas por debajo del 2,5% registrado en enero, y es una décima menos de lo que se había estimado anteriormente, según Eurostat. Para la Unión Europea en su conjunto, los precios experimentaron un aumento del 2,7%, por debajo del 2,8% del primer mes del año.

En lo que respecta a la inflación subyacente, que excluye precios de energía, alimentos frescos, alcohol y tabaco, también ha mostrado una disminución, alcanzando un 2,6%. Este es el nivel más bajo desde enero de 2022, lo que indica un cambio potencial en la tendencia de los precios.

La moderación en la inflación parece ser resultado de un aumento menor en los precios de la energía durante febrero, que se incrementaron sólo un 0,2% en comparación con el 1,9% de enero. Sin embargo, el costo de los alimentos frescos ha mostrado un notable aumento del 3% anual, superando el 1,4% de enero, lo que podría generar preocupación entre los consumidores.

En cuanto a otros sectores, los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 0,6% interanual en febrero, mostrado una leve aceleración en comparación con enero. Por su parte, los servicios también han caído moderadamente, con un aumento de costos del 3,7%, el más bajo desde abril del año pasado.

Al excluir el impacto de la energía, la tasa de inflación interanual en la eurozona en febrero se situó en el 2,6%, alineándose con los datos de enero. Esta tendencia sugiere un posible enfriamiento de la inflación, lo que podría tener repercusiones en las decisiones de política monetaria del Banco Central Europeo en las próximas reuniones. Los economistas ahora están observando de cerca la evolución de estos indicadores, ya que una inflación más baja podría abrir la puerta a una estrategia más flexible para la economía de la eurozona en el futuro.