Ciencia

Irene Ortiz Bernad: "El suelo, un pilar vital tan esencial como el aire y el agua"

2025-04-13

Autor: María

Irene Ortiz Bernad ha dado un gran paso en su carrera al convertirse en la primera mujer presidenta de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo (SECS). Desde Granada, donde ha echado raíces, esta experta en Edafología combina su pasión por la investigación y la enseñanza en la Universidad de Granada (UGR). Su nombramiento, que llegó en febrero, no solo representa un avance personal, sino también un hito en la historia de la ciencia del suelo en España.

Al compartir sus sentimientos sobre esta nueva responsabilidad, Irene expresa: "Es un honor ser la primera presidenta de esta sociedad científica con casi 80 años. Afronto este desafío con ilusión y la experiencia que me otorgan mis años en la SECS, donde he trabajado en diversas funciones".

Irene tiene claro su objetivo: fomentar la difusión sobre la importancia del suelo, su conservación y la formación de nuevos edafólogos. A pesar de reconocer que ha tenido igualdad de oportunidades como mujer en la academia, subraya la necesidad de equilibrar las responsabilidades familiares para permitir que más mujeres accedan a roles de liderazgo.

La ciencia del suelo es crucial para el futuro de nuestro planeta. Irene lamenta que, a menudo, se desestime su importancia, aunque el suelo es fundamental para la producción de alimentos, la biodiversidad y la regulación del clima. Cuestionando la percepción común, explica: "El suelo es un recurso natural tan esencial como el agua o el aire. Sin él, no hay vida".

Su sueño es que la Edafología alcance la relevancia de otras ciencias como la Biología o la Química, y que el conocimiento sobre el suelo sea parte fundamental de los planes de estudio en todos los niveles educativos. Asegura que desde la infancia, es necesario cambiar la narrativa que ha relegado a las mujeres en la ciencia y hacer visibles a las científicas que han logrado avances significativos a lo largo de la historia.

Sobre su pasión por los suelos, Irene confiesa que desde pequeña ha estado influenciada por su familia de académicos, especialmente por su padre, catedrático de Edafología. Su entusiasmo por esta disciplina está acompañada por una investigación constante, destacando su éxito en la biorremediación de ambientes contaminados.

Consciente del desafío que representa la degradación del suelo, Irene advierte sobre el creciente riesgo de desertificación, especialmente en el Sureste español. Atribuye la problemática a prácticas humanas insostenibles como el sobrepastoreo y la agricultura no sostenible.

Con un futuro incierto que se acerca, Irene se empeña en promover prácticas agrícolas sostenibles y en concienciar sobre la necesidad de cuidar nuestros recursos naturales. En su visión, la agricultura sostenible no es un ideal utópico, sino una necesidad urgente para conservar nuestro planeta y su biodiversidad.

En un momento crítico para la humanidad, Irene Ortiz Bernad se erige como voz y líder en la lucha por la conservación del suelo, un pilar fundamental que sostiene toda forma de vida en la Tierra.