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Italia y Albania: un 'amor incondicional' en tiempos de crisis migratoria

2024-10-16

Autor: Ana

En la mañana de este miércoles, un grupo de 16 migrantes, compuesto por 10 bangladesíes y 6 egipcios, llegó a las costas de Albania, siendo desviados por Italia como parte de un nuevo acuerdo migratorio. Estos migrantes desembarcaron en el puerto de Shengjin, donde fueron inmediatamente trasladados a un centro de acogida cercano. Allí, recibieron ropa limpia, alimentos, y se les realizaron los correspondientes controles de salud antes de que solicitaran asilo, conforme a la normativa italiana. Sin embargo, dos de ellos, que eran menores, serán enviados de vuelta a Italia, según informaron medios locales sin ofrecer más información sobre el proceso.

Desde el puerto de Shengjin, los migrantes fueron llevados a un centro migratorio en Gjader, a unos 20 kilómetros, donde las próximas cuatro semanas serán determinantes para su futuro legal en base al derecho internacional. Este grupo de migrantes es el primero en experimentar las implicaciones del acuerdo recién establecido entre Roma y Tirana, que busca desviar a aquellos rescatados por las fuerzas armadas italianas en el Mediterráneo central hacia Albania, evitando que tengan que pisar suelo italiano.

Los centros migratorios en Albania operan bajo la jurisdicción italiana, como si estuvieran en el propio territorio italiano. Esto plantea interrogantes sobre la estrategia del Gobierno italiano. ¿Por qué no utilizar los centros ya existentes en Italia? Más allá de la estrategia política de la primera ministra Giorgia Meloni, el verdadero problema radica en la incapacidad de Roma para gestionar completamente a los migrantes que no cumplen con los requisitos para acceder a protección internacional, lo que ha llevado a muchos a escapar hacia otros países europeos.

La palabra 'externalizar' ha cobrado relevancia en las discusiones sobre la política migratoria de Meloni. Sin embargo, en este contexto, Italia no está externalizando su gestión migratoria a través de Albania, sino que está invirtiendo para asumir el control directo, transformando estas áreas balcánicas en verdaderos enclaves con jurisdicción italiana. Italia busca así redefinir sus fronteras, creando un precedente que podría tener repercusiones significativas dentro de la Unión Europea.

El protocolo migratorio entre Italia y Albania, que ha llamado la atención de al menos doce países europeos, es difícil de replicar debido a la relación única y estrecha entre ambas naciones a nivel político y económico. Las exportaciones italianas hacia Albania alcanzan aproximadamente 2.000 millones de euros anuales, con un crecimiento cercano al 4% cada año. En este contexto, el nuevo pacto migratorio también implica que Italia destinará hasta 800 millones de euros en los próximos cinco años, con la posibilidad de extender el acuerdo por otros cinco años adicionales.

Este giro en la política migratoria no solo podría afectar la dinámica entre Italia y Albania, sino también lanzar un mensaje potente a otros países europeos acerca de cómo manejar la crisis migratoria. Italia, en su búsqueda por un enfoque más controlado, está sentando las bases de un nuevo modelo que podría convertirse en un referente (o un punto de conflicto) entre los miembros de la UE en cómo abordar la creciente llegada de migrantes y refugiados en Europa.