Apenas han pasado unos años desde el estreno de la aclamada ‘Joker’, pero en un mundo donde todo avanza a la velocidad de la luz, la memoria parece ser más corta, como si hubiera pasado una década. Recordemos que la primera entrega logró cosechar críticas bastante positivas, llevándose el León de Oro en Venecia, y fue considerada por algunos como la representación del “superhéroe de izquierda”. Sin embargo, todo eso se ha ido desvaneciendo con el tiempo.

Desde el estreno de la primera película, el personaje de Arthur Fleck ha sido objeto de controversia. La crítica se intensificó con acusaciones de que la película hacía una apología incel, lo que llevó a algunos a advertir que el filme era “peligroso”. En su momento, defendí que, aunque las críticas eran comprensibles, no había un mensaje político claro; más bien lo vi como el reflejo de un personaje que encarna el caos y la rabia.

Pero hablemos de la secuela, ‘Joker: Folie à Deux’. Cuando se anuncia una secuela, uno espera más de lo mismo o, al menos, un desarrollo que profundice en lo que ya conocemos. Sin embargo, esta vez, el resultado es confuso e insatisfactorio. La película parece tener un miedo palpable a la controversia, por lo que evita cualquier análisis más profundo sobre la moralidad del personaje.

En este sentido, la película se aleja de la audacia que caracterizaba a su predecesora. Se sugiere violencia, pero nunca se muestra de forma explícita; hay una escena que podría haber sido poderosa, pero se queda en una mera insinuación. Todd Phillips, el director, parece haber olvidado las críticas que enfrentó la primera película y decide evitar el riesgo creativo.

En cuanto a la música, hay que mencionar que el estilo elegido para esta secuela es sorprendentemente superficial. En lugar de utilizar canciones que generen inquietud, como en la primera parte, aquí escuchamos melodías que son insulsas y que hacen que el público no sienta la tensión que el personaje debería evocar. Es como si hubieran tratado de hacer un musical sin entender realmente el concepto de lo que es un musical, lo que se traduce en una experiencia cinematográfica fallida.

El elenco también incluye a Zazie Beetz, pero el verdadero reclamo era Lady Gaga. Sin embargo, su personaje no está bien desarrollado y queda relegado a un segundo plano. Aunque Gaga ha demostrado ser una artista versátil, aquí se siente desaprovechada, ya que no hay material que le permita brillar. Su presencia es un claro ejemplo de cómo una gran actriz puede ser diluida en una narrativa que no sabe a dónde ir.

La expectativa era alta, pero ‘Joker: Folie à Deux’ decepcionó a fans y críticos, dejando un sinsabor que podría afectar la percepción de la saga en su totalidad. La historia se siente vacía, los personajes no evolucionan y los giros narrativos resultan confusos. Este filme puede marcar el fin de una saga que prometía mucho, pero que ahora muestra signos claros de agotamiento creativo. Así que, la gran pregunta es: ¿podrá resurgir la saga de este fiasco, o será que hemos visto el último truco del Joker?