
La adolescencia: un rito eterno entre la rebeldía y la comercialización
2025-04-04
Autor: María
La serie de Netflix, *Adolescencia*, protagonizada por Jamie Miller, ha capturado la atención del público al mostrar la lucha de un joven acusado de asesinato, mientras intenta reclamar su inocencia. La serie plantea preguntas importantes sobre cómo se retrata la adolescencia en la actualidad, evocando una imagen del adolescente clásico: histriónico, rebelde y profundamente frustrado. Sin embargo, ¿es esta representación innata o ha sido moldeada por la historia y la cultura?
El personaje principal recuerda al dios Fauno, un símbolo de la conexión entre lo instintivo y lo salvaje. En la antigua Roma, las bacanales en honor a Baco reafirmaban la relación entre la juventud y el desenfreno. Esta noción de la adolescencia como un periodo de caos es un concepto persistente, evidenciado por eventos como el asesinato de John Lennon por Mark David Chapman en 1980, quien dejó una nota inquietante citando la novela *El guardián entre el centeno* de J.D. Salinger, un clásico que refleja la angustia juvenil.
La adolescencia como periodo de transformación
La adolescencia es innegablemente un tiempo de transformación física, emocional y social, caracterizada por la fragilidad y una elevada sensibilidad. Este periodo genera conflictos pero también facilita el crecimiento y la búsqueda de una identidad. A través de la historia, diversas culturas han celebrado rituales que marcan la transición a la adultez. En la antigua Grecia, los jóvenes se preparaban para el servicio militar, mientras que en la tradición judía, el bar mitzvá y el bat mitzvá simbolizaban esta transición hacia la responsabilidad adulta.
Los pueblos indígenas en América del Norte, como los mandan de las Grandes Llanuras, llevaban a cabo ceremonias de iniciación que incluían pruebas de resistencia física, como la ceremonia Okipa, donde los jóvenes debían soportar el dolor extremo como símbolo de su fortaleza.
La llegada de la adolescencia moderna
El concepto de adolescencia no siempre ha estado presente. Durante la Alta Edad Media, el término carecía de un significado claro, y autores como Jean Bouchet y Clément Marot se autodenominaban adolescentes hasta los 35 años. En las sociedades preindustriales, la transición hacia la adultez era abrupta, pero con la Revolución Industrial, se produjeron cambios significativos en la percepción de esta etapa.
El éxodo rural y la demanda de mano de obra llevaron a la explotación infantil en fábricas. Esto provocó reformas laborales, como la Factory Act de 1833 en Inglaterra, que prohibió el trabajo para niños menores de nueve años y limitó las horas de trabajo para jóvenes. Al mismo tiempo, la escolarización obligatoria comenzó a consolidar la adolescencia como una categoría social y legal.
A principios del siglo XX, la adolescencia fue objeto de estudio. El psicólogo Stanley Hall publicó su trabajo seminal *Adolescence* en 1904, en el que describía esta etapa como una fase crítica marcada por conflictos y hormonas desbordadas. Margaret Mead, en 1928, planteó que los conflictos femeninos juveniles eran una construcción social, observando culturas donde la adolescencia se vivía más armoniosamente.
La identidad comercial del adolescente
A lo largo de la literatura, los dilemas de la juventud han sido explorados, desde *Las penas del joven Werther* de Goethe hasta *El guardián entre el centeno*. Este último, con su protagonista Holden Caulfield, encarna la crítica generacional y se ha convertido en un símbolo atemporal de la rebeldía juvenil. Sin embargo, esta imagen fue rápidamente capitalizada por la industria cultural. La expansión económica tras la Segunda Guerra Mundial y la prolongación de la adolescencia permitieron a los jóvenes forjar una identidad propia, especialmente durante los convulsos años sesenta y setenta, donde movimientos como el Mayo del 68 y la lucha por los derechos civiles marcaron a una generación.
Con el auge del neoliberalismo en los años ochenta, la adolescencia se transformó en un segmento de mercado, y Hollywood, con películas como *El club de los cinco* y *Clueless*, proyectó la imagen del adolescente rebelde como sinónimo de autenticidad. El sociólogo Max Weber describió esta transformación como una "magia psicológica de la libertad", enfatizando la necesidad de autonomía entre las restricciones sociales. En la década de los noventa, movimientos contraculturales como el grunge de Nirvana y el punk de Green Day canalizaron la frustración juvenil, ofreciendo nuevas formas de resistencia cultural.
Una juventud en evolución
Históricamente, la adolescencia ha pasado de ser una transición invisible a un fenómeno cultural y comercial. Hoy en día, más que una mera etapa biológica o psicológica, es una construcción social en constante cambio. Muchos jóvenes permanecen en el ámbito educativo hasta bien entrada la veintena, lo que plantea la pregunta: ¿se prolongará cada vez más la adolescencia hasta confundirse con la adultez o surgirán modelos más restrictivos en el futuro? Aquello que antes se consideraba una rebelión ahora se convierte en un campo de lucha cultural donde los jóvenes intentan definir su propia identidad en un mundo que no siempre les da la voz que merecen.