La amenaza cotidiana sobre Haifa: 'No vine a Israel a vivir, vine a morir'
2024-11-19
Autor: Marta
Mario Brukman, un pizzero argentino de 67 años, expresa en un emotivo relato que, a pesar de las adversidades, su deseo es permanecer en Israel. Su historia, cargada de lágrimas y melancolía, refleja la espiral de violencia que ha marcado su vida desde que llegó en 1997 con un grupo de 340 familias. Recuerda con angustia los conflictos que ha enfrentado, desde la segunda Intifada hasta la guerra de Líbano, pero resalta que ninguna tensión se compara con la guerra que estalló el 7 de octubre de 2023, un día que él describe como el momento en que "se abrieron las puertas del infierno".
La localidad de Kiryat Motzkin, donde se ubica su pizzería, se convierte en un escenario hostil tras un ataque con misiles provenientes de Líbano, a solo 30 kilómetros de distancia. Aunque no hubo víctimas, la imagen de automóviles quemados en la calle recuerda a los residentes que el peligro acecha en su vida cotidiana, especialmente en el norte de Israel.
Brukman realiza un viaje diario desde su hogar en Carmiel, siempre alerta junto a su esposa Silvina Borovinsky, quien le acompaña en su amor por Israel. A medida que los ataques de Hezbolá aumentan, la bahía de Haifa, el mayor puerto de Israel, se transforma en un blanco habitual. Las alarmas sonaron frecuentemente, pero la mayoría de los proyectiles son interceptados por sistemas de defensa antiaérea.
Sin embargo, las trágicas excepciones son inevitables; el reciente fallecimiento de una mujer en Shfaram, así como de otras víctimas en Nahariya, subrayan la amenaza constante que enfrenta la población. En respuesta a esta crisis, un búnker altamente protegido se ha establecido en la sede del Ayuntamiento de Haifa, diseñado no solo para resistir ataques, sino también para supervisar la seguridad de sus 310,000 habitantes.
El alcalde Yonav Yahav, que asumió el cargo tras la guerra de 2006, trabaja arduamente para mantener la moral y la seguridad en la ciudad, a pesar de que los ataques siguen siendo una realidad. A pesar de que Haifa ha sufrido pocos daños humanos, la situación económica es crítica, afectando vitalmente sectores como la hotelería y las actividades culturales, un hecho que inquieta a las autoridades locales.
Incluso en medio del miedo, el municipio planea llevar a cabo un mercado navideño en diciembre y un festival de cine en enero de 2025, buscando reactivar la vida cultural y social de la ciudad. Yahav está decidido a mostrar a los ciudadanos que pueden contar con las autoridades, un esfuerzo visible al restaurar rápidamente los espacios dañados y realizar actos simbólicos que infunden un sentido de normalidad.
A pocos kilómetros, un grupo de militares patrulla una escuela convertida en cuartel. Su misión no es solo defender, sino apoyar a la comunidad en este tiempo de crisis. La salud mental de la población se ha visto gravemente afectada, con un aumento en la ansiedad y la depresión, advierte la psicóloga Mazit Rafman. Sin embargo, la vida continúa; en el centro comercial, Brukman sigue trabajando intensamente. Aunque siente preocupación por sus hijos y nietos, su amor por Israel es inquebrantable: "No vine a Israel a vivir, vine a morir".