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La COP29 en Bakú: Un Desafío Climático en Tiempos Críticos

2024-11-18

Autor: Ana

La COP29, la cumbre climática de la ONU que se está llevando a cabo en Bakú, la capital de Azerbaiyán, enfrenta desde este lunes uno de los debates más complicados en estas conferencias internacionales: la financiación climática. Este debate se centra en cómo apoyar económicamente a los países menos desarrollados para que reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero y se alejen de los combustibles fósiles, a la vez que les ayudamos a protegerse de los impactos del calentamiento global, del cual son los menos responsables. Sin embargo, las negociaciones no están progresando de manera satisfactoria. El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por la situación y llamó a los líderes del G-20, que también se reúnen en Río de Janeiro, a establecer objetivos ambiciosos para la financiación climática.

Se espera que de Bakú surjan miles de millones de dólares necesarios para este fin, y aún está por decidir cómo se movilizarán esos fondos y quién los proporcionará. Este último punto es el más complicado, ya que los países desarrollados, quienes hasta ahora han sido los principales financiadores, buscan que otras economías fuertes y grandes emisoras, como China, también contribuyan. Existe una atmósfera tensa y un panorama geopolítico convulso que hace esto aún más desafiante.

La ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, se mostró optimista al afirmar que "donde hay un vacío, alguien lo ocupará". Sin embargo, el clima de pesimismo es palpable, especialmente después de que el presidente argentino Javier Milei decidiera retirar a su delegación de la COP29, a pesar de que su país podría beneficiarse significativamente de un acuerdo sobre financiación climática. Este hecho afecta directamente las perspectivas de negociación para toda la región de Latinoamérica.

Analistas sugieren que la acción de Argentina podría presagiar un movimiento hacia la salida del Acuerdo de París, algo que ya se había mencionado anteriormente por líderes populistas en la región. Además, la situación también es incierta en Estados Unidos, donde el próximo presidente, Donald Trump, ya había retirado al país del Acuerdo de París durante su mandato anterior. El actual presidente, Joe Biden, había revertido esa decisión y promovido regulaciones ambientales, pero existe el temor de que la próxima administración republicana deshaga esos avances. La designación de Chris Wright, un conocido negacionista del cambio climático, al frente del Departamento de Energía, ha levantado preocupaciones sobre un posible regreso al enfoque en combustibles fósiles.

A pesar de esto, figuras clave en el ámbito político, como los senadores demócratas Sheldon Whitehouse y Ed Markey, subrayaron que el impulso hacia energías renovables no se detendrá, y mencionaron programas en estados como California y Nueva York que seguirán adelante. La acción climática sigue siendo una prioridad para muchos, incluso en un contexto de desánimo.

La Unión Europea, que ha sido un actor crucial en la financiación climática, llega a esta cumbre en medio de críticas internas, también por las políticas medioambientales que están bajo presión. La reciente oposición de partidos de derecha a propuestas de liderazgo en temas climáticos añade otra capa de complejidad a la situación.

Mientras los negociadores se preparan para un último tramo de discusiones en Bakú, la esperanza es que se logren acuerdos significativos antes de que la cumbre concluya el viernes. Sin embargo, la polarización entre los países y los diferentes intereses complica aún más la posibilidad de un consenso.

El secretario ejecutivo del área de cambio climático de la ONU, Simon Stiell, ha pedido que la "crisis climática global" sea la prioridad en las discusiones del G-20 y espera claras señales de compromiso para financiar proyectos climáticos en países en desarrollo. La intervención de líderes mundiales en las decisiones de Bakú podría ser crucial en un momento en el que el estrés climático sigue aumentando a nivel global.

También se discute un tratado de no proliferación de combustibles fósiles, impulsando una agenda que busca frenar la extracción de petróleo, gas y carbón. A su vez, María Neira, de la OMS, advirtió que la crisis climática tiene profundas implicaciones para la salud pública. El sector de combustibles fósiles y su impacto en la contaminación del aire se están convirtiendo en un tema central de debate en esta cumbre.