
La intrigante prueba del ascensor de Apple que mantenía a sus empleados en vilo
2025-03-24
Autor: Antonio
Imagina estar en un ascensor con Steve Jobs. Las puertas se abren y se cierra el mundo a tu alrededor. Si te encontrabas con él en el cuarto piso, tenías que tener a la mano un comentario brillante o una idea impactante, porque ese breve trayecto podría ser la oportunidad de tu vida, o el final de tu carrera en Apple.
Michael Dhuey, un ex empleado que vivió la experiencia, recuerda que esto se convirtió en una especie de ‘lotería’ para muchos trabajadores en la compañía. “Todos empezaron a preparar preguntas por si se lo encontraban en el ascensor”, cuenta Dhuey, añadiendo que una buena pregunta podía descomprimir la tensión.
Es curioso pensar que, aunque Jobs era reconocido por su genialidad, también era un hombre que podía decidir el destino de sus empleados en apenas unos segundos. Después de su regreso a Apple en 1996, muchos evitaban compartir el ascensor con él, pues el trayecto duraba tan solo diez o quince segundos, y Jobs a menudo mantenía una conversación con los que estaban a su lado, preguntando qué hacían. Si sus respuestas no alineaban con su visión para la empresa, la consecuencia podía ser inmediata: despidos.
A pesar de estas anécdotas cargadas de tensión, la realidad de trabajar con Jobs era más matizada. Colaboradores cercanos como Justin Santamaría y Joanna Hoffman confirman que Jobs era un genio, pero a menudo su tiranía presentaba desafíos que muchos no estaban dispuestos a enfrentar. Algunos días, su mera presencia era capaz de enfriar la creatividad del equipo, mientras que en otros, su visión inspiradora podía catapultar a las personas a crear innovaciones que jamás habían imaginado.
Un aspecto poco conocido era que Jobs padecía pérdida auditiva. Esto impactó en el diseño del iPod, donde el desafío era garantizar que el volumen fuera adecuado para que pudiera disfrutar de la música, en medio de las normativas de volumen en Europa.
Lo que Jobs realmente despreciaba era el ruido. “No toleraba los ventiladores estruendosos. Sus productos debían ser silenciosos y elegantes”, dice Dhuey. Para él, no se trataba solo de tecnología, sino de crear objetos deseables que transformaran la experiencia del usuario.
Sin embargo, no todo fue éxito. Su aventura con NeXT, que se produjo tras su salida de Apple en 1985, fue un intento fallido que resultó en un costoso experimento. A pesar de estos fracasos, Jobs regresó a Apple decidido a reinventar la empresa. Dhuey aclara: “La narrativa de que Steve hizo todo solo es un mito. Apple nunca fue dirigida por un solo hombre”. En realidad, la construcción de un imperio de 3 billones de dólares requirió de la colaboración y dedicación de un gran equipo, un hecho que muchas veces se pasa por alto.
La prueba del ascensor se ha convertido en una leyenda en el mundo de la tecnología, un recordatorio de la presión y la innovación constante en el entorno de Apple. ¿Cuántos otros secretos guarda la mítica compañía de Cupertino bajo su fachada de modernidad y éxito?