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La pesadilla interminable de los desplazamientos forzosos en Gaza: ¿Hasta cuándo?

2025-03-23

Autor: Laura

En una palangana de metal, con un chorrito de agua y una pizca de jabón, Rowan Radwan, una madre palestina de 22 años, lava la ropa de sus hijas con la esperanza de eliminar el olor a orina y la suciedad tras días de traslados por Gaza de un refugio a otro. Sus hijas, Wateen, de dos años, y Tulin, de cinco meses, aún no han tenido un hogar en su vida. El último lugar al que se han visto desplazadas –una habitación abarrotada dentro de la abandonada prisión central de Jan Yunis, en el suroeste de la Franja– podría no ser el último.

Mientras viajaban desde una escuela convertida en refugio en la ciudad de Abasan, las niñas se retorcían incómodas en su ropa sucia. Pero Radwan no podía detenerse a atender sus necesidades, ya que su seguridad –o la búsqueda de protección– era prioritaria. Una vez que llegaron a la prisión, Radwan se dedicó a lavar su deshilachada ropa y luego la colgó para que se secara en el alféizar de la ventana de la celda, desde la que se veía un cielo encapotado, sin sol, y la perspectiva de una sombría realidad sin esperanza de acabar con su miseria.

Aquí, en lo que fue una celda para delincuentes convictos, Radwan intenta crear una apariencia de hogar, pero la vida en los refugios para desplazados de Gaza es cualquier cosa menos normal. La situación es una combinación de desesperación y trauma, donde la resiliencia se enfrenta a pruebas constantes.

Desde el inicio de un débil alto el fuego entre Israel y Hamás que comenzó a venirse abajo el 1 de marzo, la situación se ha deteriorado. Los ataques aéreos se reanudaron, matando a cientos. El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, amenazó con una anexión permanente de partes de Gaza y la aplicación del plan de la Casa Blanca de “traslado voluntario” de los habitantes de Gaza fuera de la Franja.

El desalojo de Rowan Radwan comenzó mucho antes; un ataque aéreo israelí en octubre de 2023 destruyó su hogar durante los primeros días de la guerra, alimentando el ciclo infernal de desplazamientos forzosos que ha afectado a la gran mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza. Su marido, un jornalero, falleció en un ataque aéreo, dejándola sola para criar a sus hijas en condiciones extremas. La mujer ha huido más de 20 veces, enfrentando amenazas constantes mientras busca un refugio seguro. Cada lugar trae sus propias pesadillas.

La crisis de desplazamiento se intensifica a medida que las órdenes de evacuación continúan. Familias enteras obligadas a huir aterrorizadas, con muchas dejando atrás todo lo que poseen. El paisaje de Gaza, una vez vibrante, se ha convertido en un campo de escombros donde las carretas tiradas por burros y bicicletas son comunes, cargadas de pertenencias destrozadas y sueños perdidos.

En medio de esta desesperante situación, los jóvenes como Farah Saqr, de 17 años, comparten historias desgarradoras sobre su lucha por sobrevivir en condiciones de vida inhumanas. La escasez de alimentos y agua es crítica, y el estado de salud de muchos se deteriora sin acceso a atención médica adecuada. Las organizaciones humanitarias advierten sobre una inminente catástrofe, ya que la situación humanitaria se vuelve cada vez más desesperada.

¿Hasta cuándo permanecerá Gaza en esta pesadilla interminable? Las familias, como la de Radwan, se encuentran atrapadas en un ciclo de violencia y miedo, donde la esperanza se convierte en una sombra distante. “Esto no es vida”, dice Radwan mientras mece a su bebé para que se duerma. “Es la muerte a cámara lenta. Pero no tenemos elección: estamos vivos y tenemos que seguir adelante”. La pregunta que todos se hacen es: ¿qué vendrá después? La comunidad internacional observa con preocupación, pero las promesas de ayuda a menudo quedan vacías ante la tragedia que se despliega día a día.