La situación de las grandes petroleras ha dado un giro inesperado gracias a la reciente inestabilidad en Oriente Próximo. Tras meses de caídas en el precio del crudo, que había disminuido de 90 a 70 dólares por barril, el Brent ha repuntado recientemente, alcanzando la barrera de los 80 dólares por barril por primera vez desde julio. Este cambio repentino ha animado a las empresas petroleras, que parecían estar en apuros. Mientras que el futuro del mercado sigue siendo incierto, hoy están disfrutando de un respiro en medio de la tempestad.

ExxonMobil ha superado su máximo histórico, alcanzando una valoración superior a los 500,000 millones de dólares. Por otro lado, empresas europeas como Repsol y BP empiezan a recuperar su capitalización de mercado, que había caído estrepitosamente en los últimos seis meses. Shell, TotalEnergies y Equinor también están borrando las pérdidas sufridas durante el verano, evidenciando que, aunque los problemas persisten, la presión ha disminuido un poco.

La reciente escalada de tensiones tras el ataque de Irán a Israel ha empujado los precios del crudo a la alza, forzando a las petroleras occidentales a adaptarse rápidamente a un panorama cambiante. Antes de este ataque, estas empresas se enfrentaban a un contexto problemático, con una oferta de petróleo en descenso y una menor demanda debido a la transición hacia energías más limpias y el auge de los vehículos eléctricos.

A pesar de la mejora momentánea, expertos de Goldman Sachs advierten sobre un posible colapso en los precios del crudo a largo plazo. La demanda de China está en un punto de inflexión, y si decae, podría llevar a precios de hasta 60 dólares por barril en 2025. Esta situación se vería agravada por decisiones de la OPEP, que podrían aumentar la oferta para competir con empresas de extracción más costosa como las estadounidenses.

Mientras el crudo muestra volatilidad, el gas natural ha logrado mantenerse relativamente estable, aunque se espera una caída de precios debido a un aumento significativo en la producción de GNL (gas natural licuado) en el futuro próximo. Este cambio puede causar un impacto considerable en las ganancias de las empresas europeas.

Así, las miradas se centran en Oriente Próximo, donde las decisiones políticas y el clima de conflicto están directamente relacionados con la salud económica de las petroleras. Todas estas variables hacen que los expertos permanezcan cautelosos a la hora de valorar el futuro del sector. ¿Estamos ante un nuevo ciclo de auge en los precios del petróleo o esto es solo un alivio temporal? Estaremos atentos a cómo evoluciona la situación.