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¡La Revelación de la Niña Inca Sacrificada en un Volcán Argentino: Su Impactante Dieta de Algas Marinas!

2024-10-11

Autor: Carmen

El Imperio Inca, una de las civilizaciones más fascinantes de la historia, dominó la costa occidental de América del Sur entre 1438 y 1532 d.C. Este antiguo imperio era conocido por sus elaborados rituales, y uno de los más significativos era la Capacocha, una devastadora ceremonia que incluía ofrendas y sacrificios humanos para apaciguar a los dioses y mantener el equilibrio del cosmos.

Uno de los sacrificios más sorprendentes se llevó a cabo en 1975, cuando investigadores descubrieron la momia de una niña inca en el volcán Quehuar, situado a más de 6.100 metros sobre el nivel del mar, en la región de Salta, Argentina. Tragicamente, la momia había sido víctima de saqueadores que destruyeron gran parte de su cuerpo con explosivos, lo que dificultó la labor de los arqueólogos. Sin embargo, casi cinco décadas después, un equipo internacional ha logrado recuperar información valiosa sobre esta joven e investigar sus hábitos alimenticios y su procedencia.

Los hallazgos fueron sorprendentes. Mediante el análisis de un mechón de su cabello y una costilla, los científicos determinaron que la niña había vivido a altitudes de entre 2.500 y 3.000 metros, en las majestuosas montañas de los Andes. Inesperadamente, se descubrió que parte de su dieta incluía algas marinas, un hecho curioso considerando que vivía lejos del océano. Este descubrimiento sugiere que el sacrificio podría haber sucedido al inicio de la temporada húmeda, un momento en el que las algas eran más abundantes gracias a las lluvias.

La niña inca, quien tenía aproximadamente 12 años al momento de su muerte, fue preservada de manera excepcional por las condiciones extremas de frío y sequedad en la cima del volcán. Los incas elegían a los niños que consideraban puros para estos sacrificios, con la esperanza de prevenir desastres naturales y asegurar buenas cosechas. El área donde se encontró el cuerpo sugiere que podría haber pertenecido a una comunidad cerca de la actual frontera entre Chile y Argentina, posiblemente en el Valle de San Pedro de Atacama o la Quebrada de Humahuaca.

Uno de los descubrimientos más impresionantes del estudio fue la conclusión de que las algas marinas habían sido transportadas a través de los amplios caminos del Imperio Inca, conocidos como Qhapaq Ñan, los que se extendían casi 30.000 kilómetros y facilitaban el intercambio de productos entre la costa y las regiones montañosas. Este transporte de alimentos también revela la sabiduría de los incas en la gestión de recursos, considerando el alto valor nutricional y medicinal de las algas, que son ricas en yodo, un mineral esencial, sobre todo para personas que vivían en altitudes elevadas.

La proximidad de la niña a su lugar de sacrificio en sus últimos meses sugiere que habría existido una descentralización en el ritual de Capacocha, donde las élites locales podrían haber tomado decisiones sobre los sacrificios, en lugar de depender de la autoridad central en Cusco. Este cambio en la práctica ritual refleja una compleja relación entre las comunidades locales y el poder central del imperio.

El análisis del cabello reveló que su dieta consistía en maíz, un alimento considerado sagrado y reservado para las élites, así como en una proporción importante de carne de camélido. El aumento en su consumo de maíz durante los seis meses previos a su muerte indica que la niña estaba siendo preparada especialmente para el sacrificio. Todo esto sugiere que su inclusión de algas marinas en la dieta pudo haber tenido un significado espiritual o ritual, enfocándose en su salud y fortaleza en los momentos finales de su vida.

Este conmovedor hallazgo no solo narrativa la vida de una niña inca, sino que también abre un rico diálogo sobre la sofisticación de la cultura inca y su profundo entendimiento de los recursos naturales. Con cada descubrimiento, el misterio de la civilización inca se vuelve aún más cautivador.