(Desde Washington, Estados Unidos) La polémica propuesta de Donald Trump para alcanzar un alto el fuego de 30 días en Ucrania se encuentra en un callejón sin salida, atrapada entre las exigencias de Vladimir Putin y las condiciones impuestas por Europa, que respalda firmemente al presidente ucraniano Volodimir Zelenski.

Durante las conversaciones recientes entre funcionarios estadounidenses y representantes del Kremlin en Riad, Arabia Saudita, Trump se comprometió a negociar el levantamiento de todas las sanciones que afectan a las exportaciones de granos y fertilizantes rusos. Esta disposición, sin embargo, ha sido recibida con escepticismo tanto en Europa como en Estados Unidos.

En una jugada inesperada, Putin notificó que el acuerdo de tregua del mar Negro estaba en suspenso hasta que Trump cumpla con su exigencia sobre el comercio exterior. La Casa Blanca, bajo la administración de Joe Biden, instauró estas sanciones y ahora Trump se enfrenta a la compleja tarea de alinear a Europa con su propuesta.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ofreciendo su apoyo a Zelenski, dejó claro que Rusia debe aceptar la propuesta sin condiciones previas, subrayando que “Rusia no ha dado respuesta a la propuesta de alto al fuego y ha demostrado a través de sus acciones su voluntad de continuar la guerra”.

En un movimiento que refuerza su apoyo a Ucrania, Macron convocó hoy en París a 31 líderes occidentales para discutir un nuevo mecanismo de defensa que garantice la seguridad territorial de Ucrania. Este cónclave no solo pone en una posición desfavorable a Trump, sino que destaca la creciente unidad de Occidente frente a la agresión rusa.

Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos se reunió con Macron y el primer ministro británico, Keir Starmer, para analizar la situación en Ucrania y proponer una hoja de ruta hacia una tregua, al menos parcial, entre Kyiv y Moscú. Durante estas reuniones, Trump argumentó que la seguridad de Ucrania debería ser parte de las discusiones en un alto el fuego de 30 días.

Macron y Starmer, sin embargo, han tomado la iniciativa de organizar dos cumbres, una en Londres y otra en París, para crear una coalición destinada a disuadir la influencia imperialista de Rusia. Esta estrategia geopolítica de los líderes europeos debilita la posición de Trump, quien busca negociar condiciones de seguridad para Ucrania en un futuro incierto. Además, erosiona su capacidad de negociación ante Putin, quien reclama el levantamiento de sanciones agrícolas antes de cualquier acuerdo de tregua.

En este punto de las negociaciones de paz, es evidente que Zelenski está dispuesto a firmar un alto el fuego de 30 días como un primer paso hacia un armisticio definitivo. Sin embargo, la táctica de Putin parece recordar la estrategia utilizada por Josef Stalin en la Conferencia de Yalta, en la que estiraba las negociaciones mientras expandía al mismo tiempo su control sobre territorio europeo.

Es crucial que Macron y Starmer, conscientes de esta historia, dejen clara la postura de que Putin no puede dictar las condiciones del diálogo, demandar el control de provincias ucranianas que considera propias y rechazar la llegada de tropas de paz que se desplegarían ante una posible amenaza.

La complicada negociación que Trump ha emprendido deberá ser revisada para evitar que sus esfuerzos caigan en un impasse. En el contexto actual, Europe no levantará las sanciones contra Rusia, como Putin demandó recientemente, reflejando una determinación renovada de los países occidentales para enfrentar la agresión rusa sin ceder a sus demandas.