"El hospital se convertirá en una fosa común si no hay una intervención urgente".

El devastador ataque israelí cerca del hospital Kamal Adwan ha dejado al menos 66 personas muertas y ha intensificado la crisis humanitaria en el norte de Gaza. El personal médico del hospital, abrumado y sin suficientes recursos, está utilizando sus propias manos para sacar a las víctimas de los escombros, ya que no hay equipo ni personal de rescate disponible.

El director del hospital, Hosam Abu Safiya, advirtió que, sin una ayuda urgente de las instituciones internacionales, la situación podría volverse aún más catastrófica. "El hospital se convertirá en una fosa común si no se introducen suministros médicos", declaró, enfatizando la crítica necesidad de intervención.

La situación es aún más alarmante dado que el centro médico ya había sido allanado anteriormente por soldados israelíes, quienes detuvieron a más de 40 pacientes y personal médico en octubre, y bombardearon las instalaciones esenciales, incluyendo los generadores de oxígeno.

La escalada de la ofensiva israelí en el norte de Gaza, que comenzó a principios de octubre, ha resultado en la muerte de más de 2.000 personas y ha dejado aproximadamente 6.000 heridos, con informes de que la mayoría de la población ha sido desplazada al sur del enclave. El Ejército israelí afirma que su objetivo es evitar el reagrupamiento de milicianos de Hamas en una región ya devastada y asediada.

Esta crisis ha llevado a un llamado internacional urgente para que se tomen medidas efectivas que garanticen la protección de civiles y el acceso a asistencia médica. Sin embargo, la comunidad internacional se enfrenta a un dilema, debatiendo la respuesta y siendo testigo del sufrimiento humano que se desarrolla en tiempo real, mientras la violencia continúa incesante en la región.