El festival Monoloco, celebrado el 5 de octubre durante las festividades de San Froilán en la explanada del Palacio de Exposiciones de León, atrajo a más de 16.000 personas en busca de un día lleno de música y diversión. Sin embargo, lo que se presentaba como un evento festivo y vibrante se tornó oscuro con incidentes graves que hicieron saltar las alarmas en la ciudad.

Entre las sombrías estadísticas, se registraron hasta nueve denuncias, incluyendo casos de intoxicación etílica que involucraron a dos jóvenes, lo que ha levantado una vez más el debate sobre la seguridad en festivales. En uno de los incidentes más preocupantes, un joven de 19 años fue atendido en la Avenida de Palencia, sufriendo síntomas de una intoxicación etílica, y fue urgente trasladado al hospital para recibir atención médica.

La otra víctima, una mujer de 29 años, fue asistida alrededor de las 2:00 de la mañana por una ambulancia del festival. Aunque se desconocen los detalles sobre su condición actual, este evento ha reafirmado las preocupaciones sobre el consumo excesivo de alcohol entre los asistentes, especialmente entre los más jóvenes que tienden a dejar de lado su límite.

Quejas por el estruendo

No solo la salud estuvo en juego, ya que la Policía Local de León también recibió numerosas quejas de los vecinos por el alto volumen de la música, que resultó ser un problema no solo en el recinto del festival, sino en diversas áreas de la ciudad. Los leoneses han expresado que el sonido resonaba hasta en los rincones más alejados de la capital, generando incomodidad y malestar en la comunidad.

No obstante, las quejas no se limitaron al ruido. Las nueve denuncias durante el festival abarcan una variedad de temas aún desconocidos, dejando a muchos preguntándose qué otros problemas se están ocultando tras la fachada de diversión y alegría.

El festival Monoloco, aunque celebrado por su capacidad de unir a la comunidad y atraer a miles de asistentes, también sirve como un recordatorio sobre la importancia de la responsabilidad en el consumo de alcohol. Las autoridades y organizadores deben poner su atención en la seguridad y el bienestar de los asistentes para que, en futuras ediciones, la diversión no comprometa la salud y la seguridad pública.