La ciudad de Valencia está en una mezcla de emociones, entre la incredulidad y la esperanza, al ver que el proyecto del Nuevo Mestalla parece estar tomando forma, 15 años después de su paralización. La gestión de Meriton Holdings ha dejado a muchos aficionados con más preguntas que respuestas, creando un ambiente de desconfianza en el que las promesas parecen no ser suficientes para calmar la frustración de los valencianistas.

Sin embargo, a finales de 2022, se conoció un acuerdo de préstamo por 325 millones de euros con Goldman Sachs que podría ser el catalizador para reactivar las obras. Aunque la firma oficial aún no se ha concretado, se espera que ocurra a finales de este mes de abril o en mayo, y muchos creen que una vez que el Valencia CF esté virtualmente salvado de la relegación, no habrá marcha atrás.

La vuelta de las grúas al Nuevo Mestalla el pasado 10 de enero ha sido un acontecimiento que no pasó desapercibido. Aunque al principio las críticas no se hicieron esperar debido a la escasa visibilidad de los trabajadores en el sitio, la realidad es que el club ya presentó una hoja de ruta detallada al Ayuntamiento que contempla las diversas fases de construcción y acondicionamiento del estadio.

Fue una sorpresa grata cuando el club anunció que las grúas, aunque más pequeñas de lo inicialmente previsto, ahora están activas desde el 1 de abril, adelantando la fase de arquitectura interior. Este paso, aunque modestamente simbólico, representa el avance tangible hacia la culminación de un proyecto que los aficionados han esperado durante más de una década.

El objetivo declarado es que el Nuevo Mestalla esté listo para su inauguración en 2027, y con la aceleración en los plazos, parece que, finalmente, el sueño de un nuevo estadio puede hacerse realidad. No obstante, es crucial recordar que esta larga espera también ha estado marcada por la inacción de los anteriores presidentes del club y la falta de impulso de Peter Lim, lo que ha dejado a muchos con una mezcla de escepticismo y cautela.

A medida que avanzan las obras, se espera que se implementen mejoras tecnológicas y una infraestructura moderna que haga del Nuevo Mestalla no solo un estadio, sino un verdadero símbolo de Valencia. Los aficionados están atentos, esperando que esta vez, la historia de retrasos y decepciones no se repita, y que las promesas de un futuro brillante se hagan tangibles.