El 25 de febrero de 2020, durante una tensa sesión de control en el Senado español, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sorprendió a todos al elogiar al entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en medio de un creciente escándalo.

Recientemente, un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) ha sacado a la luz la verdad sobre la controvertida llegada de la vicepresidenta del Gobierno de Venezuela, Delcy Rodríguez, al aeropuerto de Barajas en enero de 2020. Esta visita tuvo lugar mientras en España se debatía intensamente sobre la influencia de Venezuela en la política del país.

Sánchez ha tenido que lidiar con versiones contradictorias de los hechos, admitiendo en su comparecencia en Roma, tras su reunión con el Papa Francisco, que estuvo al tanto de la llegada de Rodríguez cuatro días antes, cuando Ábalos le envió un mensaje explicando la situación. A pesar de su defensa en el Senado, donde elogió la intervención de Ábalos como una solución a un 'conflicto diplomático', la nueva información sugiere que el Gobierno conocía mucho más sobre la visita de lo que admitió.

Sánchez ha justificado posteriormente la cancelación de la visita alegando una sanción de la Unión Europea que impedía a Rodríguez entrar en territorio español. Sin embargo, lo que realmente ha salido a relucir son las múltiples versiones de los hechos que han dejado a Sánchez y a su administración en una situación complicada, haciendo que muchos se pregunte: ¿Qué más esconde el Gobierno sobre este escándalo?

La situación se agrava, ya que José Luis Ábalos se encuentra al borde de una posible imputación, lo que ha generado un debate ferviente en los medios de comunicación y en la opinión pública sobre la transparencia del Gobierno español y su relación con gobiernos considerados autoritarios. ¿Está en juego la reputación de Sánchez? ¿Qué consecuencias tendrá esto para el PSOE? Las preguntas se multiplican mientras el caso Delcy sigue en el centro del interés nacional.