Han pasado casi tres semanas desde que la DANA devastó la Comunitat Valenciana, dejando a su paso un rastro de destrucción que incluye cientos de hogares destrozados, vehículos arrasados y, lo más trágico, más de 200 vidas perdidas. En medio de este doloroso panorama, la atención se centra en el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.

Desde el fatídico evento, miles de valencianos han expresado su creciente desesperación e indignación, acusando a las autoridades de una gestión deficiente de la crisis. Muchos se sienten desprotegidos y abandonados, ya que las decisiones tardías provocaron que numerosos ciudadanos no pudieran encontrar refugio durante la tormenta.

El pasado sábado 9 de noviembre, se llevó a cabo una manifestación masiva en el centro de Valencia, donde los ciudadanos exigían la dimisión de Mazón, quien ha dejado en claro que no tiene intenciones de renunciar.

La frustración entre los valencianos no solo se debe a la llegada tardía de las alertas de protección civil, sino también a la falta de una respuesta adecuada después del desastre. El lema “solo el pueblo salva al pueblo” ha resonado fuertemente, subrayando la solidaridad entre los vecinos que, sin ayuda oficial, han recurrido a voluntarios para obtener productos básicos y limpiar las calles. Se estima que sin este impulso comunitario, la recuperación de las áreas afectadas por la DANA sería mucho más lenta y complicada.

A pesar de la presión pública, Mazón ha optado por eludir la responsabilidad. En varias ocasiones, ha acusado a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) de no emitir alertas precisas, una afirmación que ha sido refutada por la propia agencia.

El domingo 17 de noviembre, Mazón compartió un discurso en la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter), donde intentaba explicar la magnitud de la emergencia. Entre otros datos, dijo que el caudal en ese momento era 54 veces el del Tajo-Segura a su máxima capacidad, intentando justificar la situación con números.

Sin embargo, las críticas en redes sociales fueron inmediatas y ferozmente negativas. Comentarios como "¡Dimite ya, miserable!" y "Mientras tanto, tú disfrutando y dejando a los valencianos a la deriva" comenzaron a inundar su publicación.

Adicionalmente, se ha descubierto que Mazón estuvo ausente durante horas críticas el día de la tormenta, lo que ha aumentado la rabia de los ciudadanos. La falta de transparencia y la inconsistencia en sus declaraciones sobre su paradero han generado dudas sobre su liderazgo.

Los valencianos exigen no solo responsabilidad, sino también acciones concretas para asegurar que no vuelvan a vivir una tragedia de esta magnitud. ¿Tomará Mazón la iniciativa para responder a las inquietudes de sus ciudadanos o seguirá ignorando sus reclamos? La presión social parece no tener fin, y el futuro político de Mazón pende de un hilo.