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Las tobilleras y los tackles de Neeskens: el ícono que transformó el fútbol, por Xavier Bosch

2024-10-08

Autor: Francisco

Cuando el Camp Nou impregnaba el aire con el aroma de la pasión futbolera y un toque de nostalgia, Johan Neeskens llegó para añadir su magia al Barça de Michels y Cruyff, que había triunfado recientemente con un aplastante 0-5. Aunque su llegada no cambió radicalmente el desempeño del equipo, el carisma de Neeskens logró cautivar al aficionado en un abrir y cerrar de ojos.

Su peculiar manera de jugar, menospreciada en el Barça de los años 70, revolucionó la grada y la forma en que los jóvenes veían el fútbol. Convertirnos en Neeskens era un imperativo para muchos niños; con la camiseta por fuera y las tobilleras blancas reluciendo sobre los calcetines, imitábamos su estilo en cada partido en el patio escolar.

No podíamos aspirar a su rubio cabello o a sus icónicas patillas, pero vestíamos a la usanza de Neeskens para sentirnos parte del juego. Además, fue pionero en popularizar el tackle, una técnica que, aunque desconocíamos su nombre, adoptamos con fervor. Su forma de lanzarse al suelo para arrebatar el balón al rival sin cometer falta se convirtió en su sello distintivo, algo que nunca habíamos visto antes.

Después de Neeskens, muchos intentaron replicar su estilo, pero pocos lograron su destreza y limpieza en el juego. Su fuerza física era tal que lograba levantarse con un solo impulso después de cada jugada. También transformó la forma de lanzar penales; estamos acostumbrados a la sutileza de Rexach, pero Neeskens optaba por el poder, disparando con fuerza al centro y por encima, un verdadero espectáculo para los aficionados.

Uno de los momentos más legendarios de Neeskens ocurrió el 16 de mayo de 1979, durante la final de la primera Recopa en Basilea. Se dice que dos horas antes del partido, desapareció inesperadamente de la concentración, generando preocupación entre sus compañeros. Cuando el balón empezó a rodar, se convirtió en el héroe del encuentro, llevando al Barça a la victoria.

Su legado perdura, no solo como jugador, sino como un ícono que marcó una época. La noticia de su fallecimiento ha dejado un vacío en el corazón de los aficionados. La tristeza nos envuelve, pero su espíritu seguirá viviendo en cada joven que aún sueña con ser como Neeskens.