Hace cinco años, Xataka planteó un tema que hoy cobra toda su relevancia: "Mercedes-Benz, calidad china". La realidad es que los fabricantes automovilísticos chinos han ido aprendiendo y adaptándose a las exigencias del mercado gracias a las estrictas regulaciones de su gobierno, permitiendo a las empresas locales beneficiarse del acceso a tecnología occidental y del libre mercado fuera de sus fronteras.

Por ejemplo, en 2019, se reportó que Geely había adquirido el 50% de Smart a Daimler, aumentando su participación en el grupo alemán a un 15%. Además, marcas como Volvo y Lotus han sido parte de la familia china. En 2007, SAIC compró MG, y hoy en día está cosechando los frutos de estas decisiones audaces.

En el pasado, las compañías europeas se hallaban en una posición complicada en China, donde se les exigía colaborar con marcas locales a cambio de beneficios, lo que les ha permitido a los fabricantes chinos absorber la tecnología y aplicarla en sus propios vehículos. Esta evolución ha permitido que los coches chinos que ahora llegan a Europa ya no sean fácilmente diferenciables de sus contrapartes europeas en términos de calidad, como demostró la consultora MHP, un asesor estratégico de Porsche.

El reconocimiento de la calidad de los vehículos chinos ha ido en aumento, y las palabras de Agustin Friedelen, director senior de MHP, lo confirman: hoy en día, la calidad de los coches importados de China es prácticamente indistinguible de la de los vehículos producidos en Europa.

La competencia entre automovilísticas ha evolutiva hacia un enfoque en el software. Las marcas europeas, anteriormente reconocidas por sus materiales y construcción, se están enfrentando a un nuevo reto: la integración del automóvil en ecosistemas digitales. Esto incluye la conectividad con smartphones y la disponibilidad de servicios de streaming, lo que abre nuevas posibilidades para los conductores.

La revolución de los coches eléctricos ha transformado el perfil del comprador. Elementos que antes eran decisivos han perdido relevancia, mientras que los autos se están estandarizando, lo que ha llevado a marcas como Porsche y Mercedes a redefinir sus estrategias. Ford, por su parte, está considerando separar sus gamas para ofrecer opciones distintas y diferenciadas del Grupo Volkswagen.

Tesla ha sido pionera en esta nueva era, apostando casi exclusivamente por el software y estableciendo un nuevo estándar en el mercado. Sus vehículos, con enormes pantallas multifuncionales, han redefinido lo que se considera moderno en el diseño automotriz.

MHP también destaca el liderazgo de marcas chinas como NIO y XPeng, que están a la vanguardia en sistemas de software y conducción autónoma. La competencia no está perdida, pero los fabricantes chinos han hecho grandes avances, ofreciendo precios más competitivos en Europa y alcanzando una calidad que rivaliza con la de los vehículos europeos de gama media y alta.

La tecnología de seguridad también ha contribuido a la igualdad: las estrictas normativas de la Unión Europea han elevado los estándares de los coches chinos, pues ahora deben cumplir con requisitos similares a los de los fabricantes locales para poder ingresar al mercado europeo. Esto ha creado un dilema para la Unión Europea, que impone aranceles a los vehículos chinos mientras se esfuerza por desarrollar su propia industria de coches eléctricos. Abordar esta guerra comercial podría comprometer tanto los intereses de los consumidores como los objetivos climáticos establecidos.

Así que, mientras seguimos evaluando la evolución del mercado automotriz, está claro que los coches chinos han llegado para quedarse, ofreciendo una rivalidad cada vez más intensa a los grandes fabricantes europeos. ¿Estamos preparados para este nuevo orden automovilístico?