Durante el verano de 2022, el Real Madrid sorprendió al mundo del fútbol al hacerse con Aurelien Tchouameni por 80 millones de euros, convirtiéndose en el quinto fichaje más caro de la historia del club. Se le consideró el relevo generacional de Casemiro, y poco después de su llegada, el brasileño se unió al Manchester United, dejándolo sin una 'guía' experimentada en el campo.

Antes de que Tchouameni aterrizara en el Santiago Bernabéu, el FC Barcelona había puesto su mirada en él. Según Bojan Krkic, quien fue scout del club catalán, había observado al jugador en varias ocasiones: "Lo vi jugar contra el Paris Saint-Germain y el Olympique de Marsella. En mis informes mencioné siempre su potencia y agresividad, así como su capacidad de pase. Sin embargo, también subrayé que carecía de creatividad, algo esencial para jugar en un club grande como el Barça".

Los análisis de Krkic se almacenan en un programa interno del club y, tras una valoración final, se decidió no proseguir con el interés. En ese momento, el Barcelona ya estaba considerando a posibles sustitutos de Sergio Busquets, quien dejaría el Camp Nou un año más tarde de la llegada de Tchouameni al Madrid.

Cesc Fàbregas, quien compartió vestuario con Tchouameni en Mónaco, también se mostró crítico con la decisión del Barça. En una entrevista reciente, reveló que había recomendado a Tchouameni, describiéndolo como un "jugadorazo". A pesar de su recomendación, el club ignoró y cerró las puertas al jugador por razones económicas, pues implicaba un coste elevado.

Interesantemente, el exjugador también comparó a Tchouameni con figuras como Yaya Touré y Seydou Keita, quienes no parecían tener el perfil del FC Barcelona en su momento, pero que terminaron siendo cruciales para el equipo. La reflexión de Fàbregas resuena con la declaración de Deco, quien sugirió que el fútbol europeo estaba cambiando y que el Barca podría haberse beneficiado al reconsiderar sus métodos de fichaje.

Así, el destino del joven mediocentro se consolidó en el Real Madrid, mientras que el Barcelona se quedó con las dudas sobre su capacidad para adaptarse en el plano internacional. La historia de Tchouameni bajo la luz del socio merengue resalta cómo decisiones trascendentales pueden basarse en informes que a veces pasan desapercibidos.