Luis Ángel Duque Mata es un nombre que evoca pasión y compromiso. Con una vida dedicada al fútbol, este legendario entrenador del CD Leganés parece vivir por y para el deporte, como lo demuestra su frase: “Tengo más mono que un zoológico”. Aunque nunca ha dirigido en Primera División, ha acumulado una asombrosa experiencia de 578 partidos en lo que solía ser considerado fútbol profesional, incluyendo su etapa como formador en equipos de base y su papel como comentarista, aportando una voz crítica y analítica al mundo del fútbol.

Duque recuerda con nostalgia sus enfrentamientos con el Real Madrid y su historia con Fernando Torres en la Copa del Rey. Un gol tardío que les privó de una victoria memorable, aún resuena en su memoria. “Fue el rival más grande contra el que me enfrenté”, dice con añoranza. Su visión sobre la estrategia es clara: siempre que el equipo esté físicamente bien, la presión y el juego ofensivo son clave para desafiar a titanes como el Real Madrid y el Barcelona. Sin embargo, es consciente de los riesgos que implica enfrentarse a jugadores de la talla de Vinicius y Mbappé.

Habla de su filosofía futbolística, donde los principios defensivos y ofensivos permanecen inalterados a pesar de la evolución de la terminología. Duque tiene una clara perspectiva sobre la naturaleza del fútbol: “El fútbol es viejo, la terminología es nueva”. En esta línea, aboga por una comunicación clara y sencilla con los jugadores, así como por un enfoque en la transmisión de conocimientos que permita a cada jugador entender su rol en el campo de juego.

A pesar de su deseo de seguir entrenando, Duque reconoce que su experiencia no siempre es valorada y critica la tendencia de descartar entrenadores por su edad, argumentando que “la sabiduría y la experiencia no tienen edad”. Destaca que la temporada pasada, madurísimos estrategas con más de 60 años llevaron a sus equipos al éxito en competiciones europeas. Esto subraya su creencia de que la capacidad de un entrenador debe prevalecer sobre su edad.

Con una vida cargada de anécdotas, Duque revela que en una ocasión, cuando estaba en el Compostela, utilizó tácticas audaces para sorprender al Zaragoza, personalizando su enfoque según las circunstancias del juego. Estas historias reflejan su amor por el juego y su deseo de que cada partido cuente.

La figura de Luis Ángel Duque es un ejemplo claro de que la pasión y la dedicación pueden superar los obstáculos de la fama. A pesar de no haber dirigido en la élite del fútbol, sigue siendo una figura respetada que mantiene el amor por este deporte. Su conexión con el CD Leganés y su deseo de desarrollo personal y profesional son inspiradores. Al final del día, dice: “Quiero que el Lega mantenga la categoría y que el Madrid gane la Liga”. Con una mezcla de lealtad y anhelo por el fútbol, Duque sigue siendo un faro de esperanza para los aficionados y una lección de perseverancia en el mundo del deporte.