El esperado asalto de la derecha al histórico bastión rojo de Italia ha fracasado. Este lunes, el centroizquierda ha cosechado una victoria contundente en Emilia-Romaña y ha recuperado la región de Umbría, que había perdido hace cinco años. Con una participación de aproximadamente cuatro millones de electores, estas elecciones regionales eran cruciales tanto para la coalición gobernante de Giorgia Meloni como para la oposición.

Hace cinco años, la victoria de la derecha en Umbría había dejado una profunda herida en el progresismo italiano, que había reinado en la región durante siete décadas. Sin embargo, el candidato del centroizquierda, Michele De Pascale, ya era considerado el favorito en Emilia-Romaña, una de las regiones más ricas de Europa y clave económicamente para Italia.

Por otro lado, la candidata del centroderecha, Donatella Tesei, se enfrentó a un reto mayor que en 2019. La Liga de Matteo Salvini había pasado de ser la fuerza dominante a un socio minoritario. A pesar de esto, Tesei buscaba revalidar su mandato con el apoyo del centroderecha. Elly Schlein, secretaria del Partido Democrático, se lanzó a la campaña con fervor, respaldando a Stefania Proietti, quien había demostrado su capacidad como alcaldesa de Asís al priorizar las necesidades de los ciudadanos.

Después de la reciente derrota en Liguria, donde el centroizquierda perdió por un estrecho margen, este ha presentado un frente unido, abarcando desde los Verdes e Izquierda hasta Italia Viva y el Movimiento 5 Estrellas. La unión fue clave para demostrar que podían reflejar los intereses de los votantes.

En Emilia-Romaña, donde las encuestas pronosticaban una ventaja de diez puntos para el centroizquierda, Meloni mantuvo un perfil bajo durante la campaña. La victoria en este bastión rojo habría sido un golpe fuerte a la hegemonía cultural de la izquierda. Para competir, el centroderecha eligió a Elena Ugolini, ex secretaria de Estado de Educación, quien se presentó como la líder de una 'candidatura cívica'.

Sin embargo, De Pascale, un político carismático de 39 años y actual alcalde de Ravena, logró consolidar el apoyo del centroizquierda a su alrededor, recorriendo la región en un esfuerzo por movilizar a los votantes. La participación electoral resultó ser un desafío: solo un 46,5% de los elegibles acudió a las urnas en Emilia-Romaña, significativamente menor al 67,6% en 2019. Umbría tuvo una tasa de participación ligeramente mayor, superando el 50% pero también por debajo de los niveles de 2019.

Después de su victoria, De Pascale destacó la importancia de los valores, el orgullo regional y la confianza que su campaña había inspirado en los votantes. Schlein también celebró la cohesión de la coalición, acertando en el papel que esta unidad jugará en el futuro político del país. El Partido Democrático logró más del 40% de los votos en Emilia-Romaña y retuvo también fuerza en Umbría, lo que marca un importante resurgimiento del centroizquierda en un momento en que el gobierno nacional enfrenta una creciente oposición.

Con estos resultados, el centroizquierda se fortalece al recuperar dos regiones cruciales y plantea preguntas sobre la invulnerabilidad del gobierno de Meloni. Ahora, a medida que se preparan para las elecciones de 2025, que incluirán otros bastiones íntimamente ligados al progresismo, la incertidumbre se cierne sobre la dirección futura de la política italiana. ¡El futuro de Meloni pende de un hilo! ¿Podrá recuperarse su gobierno antes de las próximas elecciones?