María Kovalchuk, una joven modelo ucraniana de solo 20 años, fue hallada con múltiples fracturas al borde de una carretera en Dubái, tras haber desaparecido durante diez días. Su desaparición se registró después de asistir a una fiesta privada en un hotel, un evento que ha desatado alarmas sobre la seguridad de las modelos y las posibles redes de trata de personas que acechan el mundo del modelaje.

Originaria de Lviv, Ucrania, María fue vista por última vez el 9 de marzo, día de su cumpleaños, cuando notificó a su madre, Anna, que se quedaría con dos hombres que anunciaron ser representantes de la industria del modelaje. Esa fue la última comunicación de la joven con su familia. Se esperaba que tomara un vuelo a Tailandia el 11 de marzo, pero nunca llegó al aeropuerto.

La familia de María se preocupó rápidamente y alertó a las autoridades locales, quienes iniciaron la búsqueda. Según los testimonios, el organizador de la fiesta no había visto a María, intensificando la angustia de sus allegados.

Finalmente, el 19 de marzo, María fue encontrada en un estado crítico, con sus extremidades y columna rota, sin identificación ni forma de comunicarse. Tras ser trasladada a un hospital, su madre informó que ya había pasado por tres cirugías y que podría necesitar más intervenciones.

Los informes han sugerido una potencial conexión entre su caso y las conocidas “fiestas de jeques”, donde jóvenes son invitadas a eventos lujosos a cambio de compensaciones económicas. Estas celebraciones, se dice, pueden ser un frente para prácticas de explotación sexual y trata de personas.

Testigos han revelado que María pudo haber sido víctima de esclavitud sexual antes de su cruel abandono. Heridas en su mensaje a los medios, la madre de María ha señalado que las autoridades de Dubái abrieron una investigación, pero aún no han emitido información oficial sobre el caso.

Angelina Doroshenkova, una amiga cercana que también fue invitada a la fiesta, se salvó de la tragedia al decidir no asistir. Desde entonces, ha agradecido públicamente a quienes ayudaron en la búsqueda de María. La inquietud crece entre la comunidad y entre sus seres queridos sobre las circunstancias de la fiesta y la identidad de los hombres que invitaron a María.

Este suceso ha puesto de manifiesto los riesgos que enfrentan las mujeres jóvenes en el mundo del modelaje, y ha generado un llamado a la conciencia para garantizar su seguridad y dignidad en una industria conocida por ser tanto glamorosa como peligrosa.