Este viernes da inicio una de las obras más esperadas en la A-5, pero no todo es tranquilidad; las tensiones entre el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Transportes están a la orden del día debido a la falta de planes claros para mejorar el transporte público.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se reunirá el próximo jueves, 17 de octubre, con el ministro de Transportes, Óscar Puente, en un intento por definir alternativas de movilidad que eviten caos en las calles madrileñas.

Los trabajos previos al soterramiento comenzarán desde la salida del túnel de la Avenida de Portugal hasta la Avenida del Padre Piquer, marcando el arranque de un proceso que busca mejorar la infraestructura de la A-5. Sin embargo, la vicealcaldesa de Madrid, Inma Sanz, ha denunciado la apatía del Gobierno español para ayudar en este tema crucial, afirmando que no se ha presentado un plan práctico que incluya un refuerzo adecuado del transporte público.

A pesar de la inminencia de las obras, el Ministerio de Transportes ha admitido que desconoce los detalles del plan de obras y movilidad que el Ayuntamiento había elaborado. Esto ha generado una gran incertidumbre entre los ciudadanos, quienes temen que la falta de información conduzca a largos períodos de congestión y molestias.

El Ministerio, por su parte, sugiere la posibilidad de eliminar temporalmente los peajes de la R-5 y está considerando cofinanciaciones con la Comunidad y el Ayuntamiento. Además, se espera que Renfe presente un plan de refuerzo para los servicios de Cercanías en la línea C-5.

En Alcorcón, el Ayuntamiento local expresa su disposición a aumentar los presupuestos si es necesario, para mitigar las dificultades de movilidad que el soterramiento traerá consigo, asegurando que sus ciudadanos no sean los más perjudicados.

Este municipio, que será directamente afectado por la A-5, ha manifestado su "perplejidad" ante la falta de un plan concreto para gestionar el tráfico y emergencias durante las obras. Por ello, han solicitado la creación de una mesa común que no solo aborde la gratuidad de la R-5, sino que facilite una colaboración real entre todas las administraciones involucradas. Si bien argumentan que pedir la gratuidad para la línea 10 de Metro no es una solución, ya que esta cuenta con intervalos de dos a tres minutos en hora punta, no deja de ser un llamamiento a la acción ante la inminente crisis de movilidad que se aproxima con el inicio de las obras.