La princesa Ingrid de Noruega, hija de los príncipes Haakon y Mette-Marit, se ha convertido en el foco de atención debido a una alarmante serie de hemorragias nasales que han afectado a más de 200 soldados en el campamento militar Skjold. Esta situación ha llevado a las autoridades noruegas a iniciar una investigación exhaustiva sobre el fenómeno que ha desconcertado al ejército.

Desde principios de 2023, los síntomas han ido en aumento, y aunque Ingrid es la segunda en la línea de sucesión al trono, sigue desempeñando sus funciones dentro del campamento, lo que ha levantado preocupaciones no solo por su salud, sino también por la del resto del personal. Según Frank Brundtland Steder, investigador principal del Instituto Noruego de Investigación de Defensa (FFI), “la investigación intentará determinar si las hemorragias son provocadas por el ambiente del campamento o por factores externos, como el clima.”

Las investigaciones preliminares apuntan a que el aire seco y la baja humedad en los cuarteles, que se sitúa por debajo del 20%, podrían estar contribuyendo a este problema cada vez más frecuente. La mayoría de los casos se han reportado entre las ocho de la mañana y las cuatro de la tarde, lo que sugiere que las condiciones ambientales durante esas horas son especialmente críticas para los soldados.

En el contexto de estas preocupaciones, la familia real ha decidido que Ingrid permanezca en el campamento, alejándola de su hogar y de las controversias que han rodeado a su hermano mayor, Marius Borg Høiby, quien recientemente ha estado en el centro de varias polémicas mediáticas. Esta decisión se considera una medida de protección para la joven, buscando que complete su formación sin ser influenciada por situaciones externas.

La salud y el bienestar de la princesa Ingrid son seguidos de cerca por la opinión pública, que ahora aguarda ansiosamente más información sobre los resultados de la investigación. Los especialistas advierten que, si las hemorragias fueran vinculadas a un diagnóstico médico más serio, el ejército podría enfrentarse a un desafío significativo en la gestión de su personal. La situación se ha convertido no solo en un tema de interés nacional, sino también en una señal de alerta para los protocolos de salud en las instalaciones militares noruegas.