El presidente ruso, Vladimir Putin, ha elevado la tensión del conflicto en Ucrania al insinuar este jueves 28 de noviembre de 2024 que Moscú no descarta llevar a cabo ataques con el nuevo misil hipersónico Oreshnik, apuntando a centros estratégicos en Kiev. Esta amenaza surge en un contexto donde las fuerzas rusas se sienten presionadas por los constantes ataques con armamento occidental de largo alcance.

En una conferencia de prensa celebrada en Astaná, Kazajistán, tras una cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), Putin afirmó: "No descartamos el uso del Oreshnik para golpear instalaciones militares y de defensa en Kiev, especialmente si los ataques continúan". Esta advertencia se produce después de recientes bombardeos en Ucrania, que el Kremlin califica de represalia ante los ataques de misiles estadounidenses ATACMS que habrían alcanzado territorio ruso.

El líder ruso también mencionó que Kiev sigue intentando atacar infraestructuras críticas en territorio ruso, incluidos objetivos en Moscú y San Petersburgo. "Vamos a responder a cualquier acto de agresión contra Rusia. La forma, el momento y los medios utilizados dependerán del Ministerio de Defensa de Rusia", añadió.

En cuanto a la posibilidad de negociaciones de paz, Putin indicó que la introducción del Oreshnik "no ha cambiado nada" en la postura de Rusia hacia la resolución del conflicto. Además, señaló que está al tanto de la cantidad y localización de los misiles ATACMS y Storm Shadow en Ucrania, y se jactó de que Rusia tiene la capacidad de producir más misiles que todos los países de la OTAN juntos.

Lo que es aún más preocupante son sus comentarios sobre el suministro de armas nucleares a Ucrania. Putin advirtió que Rusia "no tolerará" tal decisión, y enfatizó que, si fuera necesario, emplearía todos los medios a su disposición. Este tipo de retórica exacerba las dudas sobre la posibilidad de un diálogo efectivo entre las naciones en conflicto.

Mientras tanto, la comunidad internacional sigue observando con preocupación la escalada de hostilidades, lo que crea un clima de incertidumbre en toda la región. ¿Estamos ante un nuevo capítulo de confrontación en Europa del Este? La respuesta podría estar más cerca de lo que pensamos.