En el mundo del fútbol, al igual que en muchas facetas de la vida, quienes han tenido experiencia saben cómo funciona realmente el ambiente. Quique Sánchez Flores, con más de 20 años de trayectoria como entrenador, ha vivido momentos intensos en su carrera. Durante una reciente charla en El Vestuario de Relevo, también disponible en Spotify, revivió sus últimos años como jugador en el Real Madrid, un periodo marcado por su relación con dos entrenadores de contraste: Jorge Valdano y Fabio Capello.

Sánchez Flores recordó con nostalgia su etapa bajo la dirección de Valdano, quien, desde el principio, le brindó plena confianza. Valdano, conocido por su enfoque técnico y humano, le enseñó a comprender su papel en el campo y la lógica detrás de sus movimientos. "Me decía: 'Quique, sabes por qué haces las diagonales, pero te vas hacia afuera..."', rememoró Flores, destacando cómo esas charlas construyeron su mentalidad futbolística.

Sin embargo, la llegada de Fabio Capello transformó radicalmente su experiencia. Su primer contacto con Capello resultó ser un golpe inesperado. En lugar de una conversación directa sobre su rol, el entrenador italiano eligió métodos más sutiles y efectivos de desmotivación. "De repente, me dijo: 'Iremos todos a Riazor, menos tú'", reveló Sánchez Flores, quien describió cómo esos comentarios y actitudes impactaron su mentalidad y su confianza como jugador.

Flores reflexionó sobre la importancia de la comunicación directa entre entrenadores y jugadores, sugiriendo que hubiera preferido un trato más honesto y directo del estilo: 'No vas a jugar' o 'Quiero a otro jugador en tu lugar'. La incertidumbre generada por las acciones de Capello, que intentaban restarle importancia, en lugar de dialogar, afectó su rendimiento y bienestar en el equipo. "La comunicación clara es esencial, ya que gestiona las expectativas y la moral de un jugador", agregó.

A lo largo de la conversación, Flores también hizo incapié en cómo ha evolucionado el fútbol y la mentalidad de los futbolistas en la actualidad. Con una generación de jugadores que pertenece a una era marcada por la tecnología, resulta fundamental entender cómo interactuar y motivar a estos jóvenes talentos. Flores comparó su experiencia como padre de cuatro hijos con su labor como entrenador, reconociendo que la forma de comunicar y compartir información debe adaptarse constantemente. "Hoy en día, los vídeos no pueden durar más de 5 o 6 minutos; cualquier cosa más extensa simplemente no atrapará la atención", señaló.

Sin embargo, también fue crítico con la dependencia de los entrenadores por el conocimiento y el respeto que otorgan la experiencia y la sabiduría. "La confianza no se gana solo por la antigüedad; es fundamental tener un buen conocimiento para dirigir, de lo contrario, la ascendencia por sí sola no resulta efectiva. Los vestuarios deben ser dirigidos con autoridad y entendimiento", destacó.

A medida que la conversación avanzaba, Flores compartió su deseo de cambiar el paradigma de la enseñanza y el entrenamiento en el fútbol. Reconoció que, aunque su inicio en el fútbol profesional fue modesto, a lo largo de su carrera ha aprendido el valor de adaptarse a tiempos de rápido cambio y a una mente más abierta acerca de cómo gestionar los grupos en función del estado emocional y la motivación.

Finalmente, recordó que a pesar de haber enfrentado desafíos, siempre se mantiene enfocado en el objetivo de construir equipos cohesivos y motivados, donde cada jugador sienta que su papel es vital para el éxito colectivo. Tal y como concluyó, la clave no es solo la estrategia en el campo, sino el estado de ánimo y la conexión entre los integrantes del grupo, un aspecto que solo se logra con una dirección basada en el respeto y la comunicación abierta.