Tomiño, un encantador pueblo de Pontevedra, se encuentra en estado de alerta máxima. La actuación del Padre Santiago ha desatado una tormenta de indignación entre los feligreses, pero no por razones espirituales.

Al parecer, el párroco ha decidido eliminar la misa del sábado con el fin de dedicarse a sus rutinas de gimnasio. Esta inesperada decisión ha generado un fuerte descontento entre los vecinos, quienes lo acusan de no priorizar sus deberes religiosos. "Lo hace solo por capricho", asegura Julio, un habitante del pueblo que no puede contener su frustración.

Las quejas no se detienen ahí. Muchos fieles sienten que están siendo explotados. Judith, otra vecina afectada, ha compartido su descontento al afirmar: "Nos dijo que teníamos que pagar una tasa de 50 euros para bautizar a mi hijo", dejando en evidencia la preocupación generalizada por las prácticas del sacerdote. Asimismo, existe la sospecha de que ha solicitado donaciones para una reforma de la iglesia que nunca llegó a llevar a cabo y ha cobrado por ceremonias que no ha oficiado.

La comunidad está clamando por una solución, y muchos de ellos exigen que se traslade al cura a otra parroquia. La situación ha provocado una división notable en la población, y hay quienes piensan que el obispado debería intervenir en esta problemática.

Mientras tanto, el Padre Santiago ha sido contactado por medios locales, pero se ha negado a ofrecer declaraciones. La gran pregunta es: ¿lograrán los vecinos de Tomiño conseguir que el sacerdote abandone el pueblo y regrese a sus verdaderos deberes? La tensión sigue creciendo, y muchos están preparados para luchar por lo que consideran justo. ¡No te pierdas los próximos capítulos de esta tensa historia!