Un grupo de investigación ha logrado un avance impresionante en la lucha contra la aterosclerosis, una de las principales causas de infartos y accidentes cerebrovasculares. Un estudio recién publicado en la revista Atherosclerosis detalla el desarrollo de péptidos capaces de prevenir la acumulación de colesterol LDL en las arterias, un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo.

La aterosclerosis se produce cuando el colesterol LDL se acumula en las paredes arteriales, promoviendo la formación de placas que pueden estrechar o bloquear la circulación sanguínea. Estas placas, si se rompen, pueden provocar coágulos que ocasionan ataques cardíacos devastadores.

El trabajo científico, que también incluye la colaboración del Hospital Miguel Servet de Zaragoza y de la Universidad de Basilicata en Italia, es especialmente prometedor para aquellos con predisposición genética a sufrir de aterosclerosis, como los pacientes con hipercolesterolemia familiar. Actualmente, estos individuos enfrentan opciones terapéuticas limitadas, lo que hace que estas investigaciones sean aún más cruciales.

Según afirma el Dr. Llorente Cortés, líder del grupo de investigación en Lípidos y Patología Cardiovascular del IIBB-CSIC, “hemos desarrollado péptidos que se adhieren y estabilizan la estructura de las partículas de LDL. En un modelo murino humanizado para lipoproteínas, demostramos que la administración de estos péptidos inhibe la aterosclerosis al mantener la integridad estructural de las LDL.”

Este fenómeno se debe a la estabilización de la proteína ApoB100, que es esencial para la integridad de las partículas de LDL. Gracias a este esfuerzo, se ha demostrado la eficacia de este tratamiento en muestras de colesterol LDL extraídas de pacientes afectados por hipercolesterolemia familiar.

La singularidad de este tratamiento radica en su capacidad para estabilizar la ApoB100 y mantener la integridad de las LDL en las paredes vasculares, evitando su agregación, un paso crítico en el desarrollo de la arteriosclerosis.

Con la promesa de revolucionar el manejo de enfermedades cardiovasculares, los investigadores ahora centran sus esfuerzos en ampliar las pruebas clínicas, buscando iniciar ensayos que puedan un día llevar este tratamiento innovador al uso cotidiano y potencialmente salvar vidas.